Maria, risueña Maria, sueña volver a su vida.
Quiso la suerte que conociera al hombre que
le amargaría la vida,
Ella vaga sola por su amarga ruta,
Él escapa de casa y con la nieve disfruta,
Ella sufre en silencio sin encontrar la salida,
extraña en su ambiente, con la mirada ausente.
Él a través del cristal sueña con arco-iris de colores
y se baña para compensar en fluidos de alcoholes,
después para bajar la cuesta alimenta su mal con
pastillitas para la ansiedad.
Maria no daba el paso, simplemente arriaba las velas
para no naufragar,parcheaba la balsa que la mantenía
a flote pero las espinas del camino se amontonaban en
cada recodo, en su mente se repetía
“Aguanta que esto pasará”,
Más el rescoldo del amor que aun se mantenía encendido
un día moribundo se agotó.
El querer roto ya no llena su alma y pasea por las aceras
buscando olvidar las penas.
Descansa su cuerpo al abrazo de otra soledad, intenta
llevar el paso con la inercia delos demás,
Él ya no levantará el vuelo, buceará cada vez mas hondo
hasta tocar fondo y cesara de maltratar y parará su vida
enroscado a alguna línea blanca o tirado en un callejón
empapado en Néctares volátiles ¡¡¡ Quien sabe ¡¡¡
Maria emprendió el paso y visitó a la justicia,
mudó su hogar, arrancó las raíces podridas que la asían
a su antigua vida y cogió el timón.
Tal vez su viaje sea largo y cansado, tal vez el destino
le depare tragos amargos y bocados agrios, pero un día
el epílogo desvelará la realidad y se sentirá tranquila
y segura, y las nubes se abrirán, el cielo limpio asomará
a su existencia y el sol inundará su camino.
Y la gente verá que Maria, la risueña Maria, ya no vaga sola,
que ahora lleva las velas izadas y guía su rumbo firme y deja
atrás un capítulo caduco.
Y ese día ella será feliz.
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