jueves, 15 de septiembre de 2011

Agua al cuello



Tercer capitulo        

Una gran tormenta se desataba esa tarde, incluso dentro de el gran caserón se apreciaban los embates del aire y se sentían las descargas de los rayos que parecían llevar una cadencia macabra, la temperatura se derrumbaba he incluso la iluminación sufrió algunos apagones,” Terror”, “Pánico”, incluso histeria colectiva se apoderó de la mayoría durante algunas horas.

Unos recostados en los sofás, otros en sillas, la mayoría de mujeres acostadas y un gran silencio desalentador, todo esto es lo que quedaba dentro de la casa hacia las 9 de la noche, poco a poco se fueron reuniendo alrededor de la mesa, alguien propuso;
-Bueno, así no solucionamos nada, algo tendremos que hacer.
Tere recomendó volver a la idea de la tormenta de ideas, Ramón se sirvió un bocadillo y una cerveza, a Jose Luis se le acabó el cubalibre y siguió con un Gin-tónic y Julio se empeñaba en descerrajar una de las puertas del pasillo.

A manolo se le acabaron los cigarrillos y miraba con rabia la caja vacía de farias, barajo la idea de fumarse  unas bolsitas de poleo pero no tenia papel de liar, se sirvió al final una mistela doble con cazalla y se sentó en el suelo en mitad de la estancia.
Marisa debatía acaloradamente con Encarna.
-Mira tía, a mi no me retinen mas aquí dentro, yo me pillo el ascensor de la chimenea y me las piro, vente conmigo yo creo que cabemos por el hueco.
-Ni de coña, este conjuntito me ha costado un pico y no pienso destrozarlo.
-Ponte algo más cómodo, por ejemplo un chándal como llevo yo
-Por favor, antes muerta que sencilla.....

En una esquina de la mesa Maru mantenía desde hacia una hora una charla monologo con su amiga Jose Fina, esta asentía sin hacer mucho caso mientras derramaba de vez en cuando algunas lagrimas, pensaba en que nunca realizaría su sueño de ver las altas cumbres de Escocia.

La cerraduras de las puertas se volvieron a cerrar con un sonido seco, y en poco rato el escalón del salón creció hasta medio metro, Manolo se levanto pues se estaba mojando el culo , el agua tenia ya una altura de 2 centímetros pero en instantes creció hasta los cuarenta centímetros, Marisa no se esperó más y decidió intentar trepar por el hueco de la chimenea, armada de valor y vestida con un pijama de franela Encarna la siguió, tres minutos mas tarde un grito alerto a los nerviosos prisioneros.

Jose Luis, el marido de Encarna rápidamente se introdujo por el hueco he intento seguirlas pero su estomago no le dejó, tenia mas diámetro que el hueco, soltando improperios se sentó en una silla en un rincón.
Trini se sintió incomoda y comentó con su marido Ramón la necesidad de hacer aguas menores pero no sabia donde meterse, se limito a pasearse cruzando las piernas de vez en cuando, mientras Tere hacia lo mismo pero dando vueltas en sentido contrario.

 Julio de repente empezó a dar saltos gritando y se dirigió a una de las paredes y se puso a darse cabezazos contra ella, todo el perímetro estaba forrado con molduras de madera y uno de los cabezazos fue a dar en medio de uno de los adornos, espontáneamente el ultimo cabezazo empujo un mecanismo y toda esa moldura de forma rectangular cedió, la empujó con la mano y se mostró un minúsculo cuarto de aseo del que nadie se había percatado, desde el otro lado de la sala Tere y Trini corrieron a empujones al verlo, pegando saltitos para llegar al medio metro de altura que estaba el baño ayudadas por Ramón que las empujaba del culo, apretujadas entraron cerrando de golpe.

Un grito se escucho y se tensó el ambiente todos se acercaron a la disimulada puerta del baño, de repente se abrió y asomando la cabeza Tere espetó:
-¿Alguien tiene papel?

Veinte minutos más tarde a golpes con el atizador Julio conseguía abrir la puerta del baño y sorpresa, “allí no había nadie ni nada”, solo un muro de gruesa piedra donde antes estaba el escusado.

Se volvieron a reunir las seis personas que quedaban y Manolo comenzó a hablar.
-         Creo que hemos sido un poco estúpidos, durante dos días no hemos hecho nada para solucionar la situación, ya es hora de actuar.
-         -Por lo que he estado observando todo el salón se hunde, os habréis dado cuenta de la altura que tienen ya las puertas, aproximadamente un metro y va acelerándose, además el agua en pocas horas nos llegara al cuello.
Jose fina  añadió: - Huy, pues yo cojo en seguida reuma.
Maru se puso a jugar al solitario en el Note-book.
Ramón se sirvió un   pa,pa,pa,pa-   “( nombre como se conocen los cubatas en su pueblo)”
Julio y Jose Luis le acompañaron, Manolo le prendía fuego a la punta de un fino pepinillo sin darse cuenta

Manolo prosiguió:
He estudiado una manera de salir, la idea es reventar una de las puertas y se puede intentar con las cadenas que rodean la chimenea.
-¿Pero donde las sujetamos? Preguntó alguien.
- Es complicado pero se puede hacer, con los cuchillos, el hacha y el atizador se puede hacer un agujero en la puerta que conduce a la salida y luego es cuestión de palanca.

Convencidos se pusieron a la tarea, cada cierto rato uno de los hombres armado con un cuchillo y dando golpes sobre el en la puerta  fueron horadando la dura madera hasta que el agujero tuvo las dimensiones de un puño, entonces pasaron una de las piezas de la chimenea de hierro fundido sujeta a la cadena  por el orificio y la atravesaron por detrás como un  balancín de colgar lámparas en el techo, a continuación lo hicieron con la puerta de al lado para esas horas ya tenían que perforar subidos a una silla y con el agua a media rodilla por lo que los de abajo tenían el agua casi al cuello.

Introdujeron otra pieza de hierro fundido por el agujero de la segunda puerta y a mitad de la cadena apoyaron un grueso tronco de la chimenea y en el medio de la cadena enrollaron el atizador y empezaron a darle vueltas, las maderas de las puertas empezaron a crujir cuando de repente.

Fin del tercer capitulo



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