sábado, 27 de agosto de 2011

Diez minutos de sexo.


Sentados cada uno a un lado de la sufrida cama nos desnudábamos lentamente, ya no había prisas la constancia de nuestros encuentros a veces furtivos habían pasado de una actitud efusiva hacia una ligera monotonía.
Yo colgaba la corbata en el cabezal de imitación a forja, ella plegaba con simetría su ropa y la depositaba centrada en el silloncito estilo Isabelino heredado de su abuela yo levantaba el embozo y acomodaba mi almohada, ella juntaba dos cojines y se los situaba de respaldo, y ya, juntos en el lecho mirándonos frente a frente manteníamos una pequeña conversación visual y alguna sonrisa cómplice junto a caricias fugaces, era ya tarde y el resplandor de las farolas filtrado por las cortinas disminuía su intensidad justo a esas horas.
Después de un forcejeo fingido, unos besos mojados y algún roce morboso, el balanceo de los dos cuerpos se reflejaba en la pared contraria al ventanal, algún chirrido de muelles cedidos ya acompasaba el aliento, pausado, sensual, con cadencia lenta, monótona, que se iba acrecentando
al compás de la lívido ascendente y el gozo lujurioso de esa noche.
El transito fue más bien corto y separados ya, sudados y exhaustos relajamos nuestros cuerpos tumbados boca arriba recobrando el aliento, miré el reloj y comente:
EL .-excúsame pero me tengo que ir
ELLA .-¿dónde?
EL .-a mi casa, con mi esposa
ELLA :-ya no me quieres como antes
EL .- no, no es eso, es que a ella la amo
ELLA .-¿entonces a mi?
EL .-a ti te deseo ¡¡¡
ELLA .-a veces creo que la odio
EL .-yo no puedo hacer nada al respecto, a nada te obligo
ELLA .-¿la dejaras algún día?
EL .-nunca, ya lo sabes
Ella se giró, yo cogí la ropa del perchero y me fui al baño, ella furtivamente miro mi culo mientras salía de la habitación y pensó ¡aun tiene buen tipo para la su edad¡ .
Diez minutos más tarde volví con el pijama que ella me había regalado por mi cumpleaños.
EL .-te ha gustado
ELLA .- si, pero a veces me haces dudar, ya se que es un juego pero no puedo remediarlo
EL .-de eso se trata, a mi me divierte
ELLA .-ya lo se , últimamente me tengo celos
EL .-¿apagas tú la luz?
ELLA .-si
ELLA .-buenas noches cariño, acuérdate de llevar mañana a los niños, yo no puedo tengo cita con el ginecólogo
EL .-buenas noches amor

FIN

Pepe y Pepa


El pálido alo de luz proyectado por la luna, entraba a través de la holgura de las contraventanas y reflejaba sobre un ángulo de la habitación, bajo el cual, se erguía una vetusta mesita estrecha, con repisa de mármol y lámpara adosada, coronada con una pantalla de tela amarillenta y faldoncillos de hilos dorados.
Sobre la mesita un teléfono góndola, junto a él el típico cenicero con pulsador giratorio años sesenta y pegado a la mesita uno de los sillones del tresillo, huérfano de su compañero, éste como hijo único presidía la mesa de centro, redonda con faldas y brasero eléctrico incorporado y enfrente el clásico aparador eso si, reformado y desposeído del espejo que tantos años lo coronó,
y al lado contrario, el sofá, mas que viejo marchito, hundido y retapizado varias veces.
Reposando sobre él, Pepe y Pepa, marido y mujer ya mas de 60 años, apoyados el uno contra el otro, tapados con la mantita regalada por sus nietos las navidades pasadas y cogidos tiernamente de las manos, él pasados los 90 y ella mantenía lejos sus ochenta y tantos.
Al calor de la mantita de lana ayudado por la pequeña estufa de gas dormitaban placidamente mientras se acercaba la hora de las pastillas, muchas y variadas pues entre la tensión los dolores y otros achaques de la edad, cada cierto tiempo se les iban acumulando sin dejar las primeras, la voz casi imperceptible de la televisión situada en el aparador, acompañaba el semisueño de los ancianos y algún ruido a chapa recalentada de la obsoleta estufa crujía de vez en cuando.
Toda una vida juntos, sin broncas, sin peleas solo algún desacuerdo a veces por una nimiedad, claro qué, ayudado por las pocas horas que se veían pues Pepe siempre trabajó muchas horas, horas extra que les procuraron una vida digna con sus ingresos, desde la jubilación no se habían separado nunca, juntos iban al cine, juntos al medico de familia, juntos al mercado en fin siempre unidos a cualquier lado.
Dos hijos ya mayores casados y una hija la menor con 59 primaveras, les proporcionaron un montón de nietos, de los que disfrutaron y disfrutan con su compañía casi a diario y los domingos todos juntos en familia, paella y poquita, luego copita de vino, después la tertulia y prontito a casa.
Muchos días se les veía paseando pasito a paso ,de la mano, y aun en ocasiones se daban besos furtivos por vergüenza a que los vieran, y al volver a casa Pepa siempre al entrar, le pellizcaba el culo a Pepe, manías desde novios,,,,a él le gustaba pero “se hacia el tonto” y protestaba.
Después de la cena frugal y temprana se sentaban a ver la tele, y esperando las noticias se quedaban dormidos en el sofá con su manta y su estufa cogiditos de la mano, el la besaba en la frente y ella le apretaba fuerte una mano, y así calentitos dormitaban esperando lo que aún la vida les deparase.
Esa madrugada fría y oscura trajo la desdicha, José el hijo mayor tuvo que llegar pronto tras el aviso, los encontró allí, juntitos cogidos de la mano tapados con la mantita de lana con una sonrisa feliz en sus rostros,,,,,,y un olor rancio , un olor a despedida.
El diario dio la noticia al día siguiente, -La patrulla de bomberos de la localidad a encontrado esta mañana en su domicilio a dos ancianos muertos , fallecidos a consecuencia de la mala combustión de una estufa de gas, el marido con 91 años y la mujer con 88 ..............

Esto se lo dediqué a una amiga que le gusta Escocia, se titula :Tierras Altas


Altos picos de grandes farallones, nieblas espesas y perpetuas en sus crestas que coronan el vuelo del águila real, ave que con ojo avizor observa sus presas allí abajo en la fértil pradera y a mitad de camino entre las brumas y los lagos, las chozas modestas del clan de los Mc. Mel.
Tierras altas , recias cumbres , claros ríos , negros lagos , todo ello rodeado de verdes prados , como una imagen pintada en un lienzo , es parte de la Romana Caledonia, la luchadora Scottland, la Gaélica “ Alba “ -- para nosotros Escocia.
Un robusto pelirrojo conduce las reses al pasto , mientras las luces del alba se abren camino a su paso ,le acompaña su fiel perro un Scottish Terrier, cachorro aun , que con nerviosa actitud va y viene , sube y baja y recorre sin descanso el tortuoso sendero ,camino que en un recodo se divide en un par de opciones la más ancha sube al pasto la más estrecha a una choza ,es la casa de una joven que a Gibson le embriaga, le acelera el corazón, y hasta la vista le ataca, el fornido primogénito dejando la vacas solas, se acerca merodeando a la humilde casa y saltando sin esfuerzo la alta valla ,silba como pajarillo para alertar a la muchacha.
Josefina se despertó pronto, corto en trozos una hogaza del día anterior y sirvió en la mesa un plato con nata y otro con la leche mezclada de cabra y vaca, después sacando de una jarra bayas rojas maceradas, las untó en una tosta de pan luego de aplastarlas, endulzó un cuenco de leche con miel de flores y ya puesta la mesa se dirigió al vallado a por leña, todo con la esperanza de encontrar a su pretendiente de roja melena.
La melodía silbada que a sus oídos llegó, le anunció la visita, también a sus amigas del alma alertaron, que escondidas tras la puerta mirando por una rendija espiaban la escena.
Maru y Rosa dormían en casa de Josefina de vez en cuando, los dos clanes compartían tierras y sus hijos e hijas eran amigos, era confidente de Josefina en ocasiones y mensajera de Mc. Mel en otras, presa de esta situación ejercía de celestina entre los dos amantes.
Un gran beso fue el saludo, no hubo casi palabras y escondidos detrás del granero, tres minutos de juegos amorosos otro beso efusivo y con sumas prisas el joven volvió junto a sus vacas, ella miró su apuesto porte, calzaba botas de piel con calcetines de lana, blusa de hilo con una mantita enrollada que para sujetar se ceñía con un medallón regalado por su padre y por supuesto un Kilt, faldón que han heredado de los normandos y los vikingos después de su conquista.
Tres meses más tarde se celebró la apresurada boda, en medio de las escaramuzas de la guerra por la independencia. Tras el saqueo de Berwick las hombres de Adso Wallance junto a su fiel amigo Julius Bravo instigaban a las tropa del Rey Eduardo de Inglaterra , uno de los aguerridos guerrilleros era Gibson , defendiendo sus tierras se habia unido al Jefe de los insurgentes ,pocos meses duró la contienda y pasados casi dos años de idas y venidas a su aldea y tras la ultima batalla en Falkirk el joven no volvió.
Tierras altas, hombres rudos, prados verdes, que los ríos atraviesan ,y por sus cielos limpios las rapaces vuelan, y allá a medio camino unas chozas con vallados y una tumba a un guerrero recordando, y una mujer con su perro ,y un niño de pocos años que porta una espada en su mano .
Es la espada de su padre que junto al medallón póstumamente ha heredado.

Otra noche.


Hasta donde me alcanza la vista veo la calle casi silente exceptuando el maullido de algún gato allá al fondo donde esta se une a la arena de la playa.
Se está fresco, pero no tanto como días pasados, se acerca ya la temporada estival, las cotorras que anidan en los árboles de enfrente ya llegaron como los últimos años, ahora son 5 los dos adultos y sus tres crías, no se las oye, ha estas horas estarán durmiendo en su nido, no como los murciélagos que hace un rato pululan entre farola y farola cazando sus pequeñas presas, cada día hay menos, y mosquitos cada año más.
El vehículo de recogida de basuras gira y se adosa al contenedor, yo miro la maniobra del vaciado de desechos sobre la tolva del camión, tan sencilla con su sistema automático, ahora solo va un operario, lo realiza todo él, acaba y se va en busca de otro contenedor.
El humo del cigarrillo alcanza mis ojos, pienso que algún día dejaré de fumar y lo apuro hasta el final, luego dejo la colilla en el cenicero improvisado con una lata de coca cola, parece que todos duermen solo el gato y yo estamos de vigilia y los murciélagos , claro que ellos viven de noche, se acaba el día .
Más tarde el sonido lejano del tren pasando por la vía rompe el silencio de la noche y pienso en irme a dormir, ahora ya tengo frío es muy tarde, no se, este silencio esta paz me gusta, también esta calmada soledad, y me digo a mi mismo “Mañana será otro día”
Buenas noches, que durmáis bien

De la primavera al otoño


Jacy y Manuel.
Por el camino van cogiditos de la mano, al alba, con las primeras luces recién nacidas,
llevan en un atillo los libros y en el cestito el almuerzo, solitos, derechito a la escuela, sonríen felices, andan dando saltitos ahora ella ahora él, ya son novios.
Son Jacy y Manuel.
A segunda hora se les ve prietos en el rincón del recreo, almorzando bollos, compartiendo zumo, canjeando sueños, y al volver a clase juntitos en el pupitre se sientan los dos, dueños de su mundo, cautivos de sus miedos.
A comer van cada uno a su casa, y un beso ocultan escondidos en el zaguán, para volver a reunirse tras la merienda en un parque o en un portal, les gusta ser novios.
Son Jacy y Manuel.

Por la calle van cogiditos de la mano, temprano al amanecer el día, llevan un bolsito con los resultados de los análisis, y una bolsa de supermercado con un sándwich partido para el almuerzo, solitos directos al centro de salud, sonríen felices aun teniendo achaques, andan despacito ahora ella ahora él, ya no son novios pues hace muchos años que son marido y mujer.
Son Jacy y Manuel.
A segunda hora se les ve prietos en el rincón del autobús, mordisqueando un trozo de sándwich, compartiendo agua, recordando sueños, y al volver al barrio juntitos en un bar se sientan los dos a tomar un te, dueños de su mundo, libres de sus miedos.
A comer y poco van luego a su hogar, ya no hay beso en el zaguán ahora se lo dan en casa, y tras la merienda casi nunca van al parque solo bajan a su portal, les gustó ser novios, les gusta su vejez, siguen juntos.
Son Jacy y Manuel.

LA CIUDAD DESCANSA


Calor, espesa humedad, tedioso insomnio.

La ciudad dormita, el agitado bullicio diurno descansa y la sosegada calma nocturna se abre paso,
inunda el ambiente, relaja el alma.

Sudor, cansancio, profundo aburrimiento.

Desde el bacón a través de algunos edificios se divisa el mar, solo un trocito, en silente calma,
como esperando.

Flotan aromas en el aire, huele a hierba, a pan recién hecho, el césped de un colegio cercano recibe el agua de los aspersores, el horno de la esquina comienza su turno de trabajo, también huele a basura, los residuos ciudadanos fermentan en los contenedores.

Mosquitos, picotazos, histeria rascadora, huele a repelente de insectos.

Sobre el horizonte brillan relámpagos, se acerca alguna tormenta estival, viene del nor-oeste, ya se oyen los truenos, lejanos, ahora huele a agua, respiro hondo, me gusta.

Mantengo el humo un instante en mi boca, lo exhalo y pego otra calada, lenta, profunda, algunas gotas comienzan a enturbiar las aceras, un gato corre debajo de un coche, algunas ventanas se cierran, la lluvia arrecia.

Me llega el sueño, repaso el día, las cosas importantes y las que no, las luces de las viviendas desaparecen lentamente, pienso en irme a dormir.

La ciudad duerme, la lluvia cae, el mar se agita.

Mañana como todos los días habrá pan, el gato de antes maúlla, se refresca el aire, ahora para de llover y yo bostezo, me voy a dormir

Hasta mañana.

LA VIEJA CIUDAD


   La luz de una farola refleja la sombra de una silueta que bambolea de un lado a otro con pesado caminar, su dueño un corpulento y maduro deportista venido a menos aspira de una torcida colilla de tabaco liado a mano , está cansado de su tarea ,los años han dejado una huella en forma de reuma en su esqueleto.

   Se levanta el cuello de su gabardina oscura y raída, el frió comienza ha llegar a la vieja ciudad, sabe que tiene enemigos pero no le importa, se considera una especie de súper-héroe como los de los comics, luchando siempre por limpiar la inmundicia de las calles, unos pasos le alertan, entre las sombras ve acercarse un grupo de enturbiadores, sabe que complicaran su misión en las calles pero hoy no tiene ganas de bronca, se acurruca en un portal y los deja pasar.

   Grandes ratas se pasean por el fondo del callejón y conforme se acerca el tufillo se apodera del ambiente, una pasa cerca de el y sale despedida por los aires de una patada, la da con rabia pues no se ha quedado a gusto con los despiadados de antes al dejarlos campar a sus anchas.

   Sus 90 kilos de peso no le facilitan ya su trabajo, hace años su corpulenta esbeltez jugaba a su favor, al ser algo pendenciero, Boro como buen héroe vengador había participado en muchas peleas de las que guarda cicatrices de navajazos y callos en los huesos rotos, unas veces defendiendo a alguna putilla de su chulo, otras librando a algún vecino del drogado atracador nocturno.

   El deambular nocturno mucho alcohol y alguna que otra paliza han afectado a su mente, en su delirio ve sombras que le hostigan, le acechan, le observan, siente presencias que le inquieren, sonidos inquietantes, susurros agónicos, tal vez los forma su mente, quizás el sabe en lo más profundo de su subconsciente que son alucinaciones, apura la colilla y prosigue por otra calle también oscura y mugrienta.
 Ciudad vieja, ciudad oscura y siniestra con sus rincones llenos de intrigas, de amor, de conflictos, con heridas profundas en sus gentes, lugar que guarda en los intersticios de su submundo penas y alegrías y en sus grietas sonrisas y lloros, hedor de vicio en las alcantarillas de los burdeles y aromas de felicidad en algunas alcobas, y allí en medio pateando sus avenidas aceras y callejones la vieja gloria, el súper héroe caduco , sigue su cansino deambular abrazado a sus paranoias a sus colillas y a su mísera vida.

   Esta zona es la Disneylandia nocturna de los mangis, el paraíso de los alcohólicos, la Holanda de los drogadictos, ahora se oye sonido de sirenas, carreras y pisotones, una redada entre la calle alta y la baja, policías de paisano aglutinando las gentes de los lupanares, drogas arrojadas a los imbornales, gritos, sobornos y alguna paliza, y al rato otra vez el silencio las sombras y la soledad.

   Solo quince minutos le restan para concluir y volver a casa ,hoy ha sido una noche relativamente tranquila, sin broncas sin peleas, aunque al fondo de su ultima calle los desaprensivos husmean en los contenedores , desparraman bolsas de desperdicios por doquier buscando basurillas que vender en los rastrillos ilegales de los barrios profundos, Boro coge sus armas y se encamina hacia ellos empujando el oxidado carrito, cuando llega ya se han ido y el saca la escoba y el recogedor y adecenta el contorno, luego llegada la hora acaba y se va a casa.

   Piensa en la jubilación, como funcionario de la recogida de residuos su paga no será alta pero si digna, el amanecer le persigue y mientras,  fumando otra colilla desaparece tras girar la esquina del mugriento callejón en la vieja ciudad.



   Hoy he tomado un turno diferente, necesito urgentemente verla, ella es mi mejor medicina pues cuando la observo las sombras de mi cerebro se amansan y mi desmedida agresividad duerme el sueño de los soldados que aunque agitado intentando estar de vigilia me deja descansar y dulcifica algo mi agrio carácter.
   Son las 8.30 de la mañana de un Lunes, un día normal con su acostumbrado bullicio de gentes ojerosas que se apresuran por subir a  autobuses y  taxis, con personas solitarias que pasean portando el periódico bajo el brazo, con madres y padres que acercan a sus vástagos a las escuelas y por supuesto con sus humos ruidos y tensiones, decididamente como intuí antes, un día normal.
   Una mujer madura aunque no tanto corretea con pasos cortitos para cruzar la calle, mientras se sujeta con una mano el gorrito de lana estilo parisino, la falda estrecha y corta hasta media rodilla no le deja ir mas deprisa ayudada de los zapatos mas bien botines imitación a unos Manolos que con su largo tacón ofrecen un hándicap a su acelerado trote.

   Peina una melena que cubre sus hombros varios centímetros y la rodea una bufanda que mas bien podría decirse que es un foulard estilo Hermés que caído por detrás uno de sus extremos dan a la esbelta figura de la mujer un aire juvenil, también cae un trocito del pañuelo por delante y descansa entre sus pechos que bien contorneados por el suéter de punto muy apretado, aun mejoran más su madura belleza, pero la escala de grises de todo el conjunto denota la tristeza de su dueña.
   
   Tras una marquesina de una parada de autobús una figura la acecha, la persigue con la mirada y sigue sus pasos, Eva divisa al fondo del callejón la entrada trasera del centro comercial donde trabaja y mira la hora por si llega tarde y al levantar la vista un escalofrío la recorre, dos muchachos de cabeza muy rapada y cazadoras Bomber le impiden el paso, asustada por la corpulencia de los merodeadores ladea su caminar pero se ve acorralada entre ellos y la pared, sitúa las palmas de sus manos contra los ladrillos deslucidos del muro y cierra los ojos mientras uno de ellos la coge con una mano por un lateral de su cara, el otro rapado juega con una navaja y le da vueltas sonriendo exageradamente, los dos atracadores parecen disfrutar del momento y absortos en su abuso no ven llegar una figura oscura por detrás.

-¿Que pasa aquí?
Girándose los pelaos al ver al maduro hombretón se sonríen y uno de ellos comenta
-”Mira mataremos dos pájaros de un tiro”
Boro les vuelve a preguntar, ¿tenéis algún problema chavales? , no me gustaría tener que haceros daño.
-“Tu y cuantos más Abuelo” comenta el más atrevido mientras intenta pegar un empujón a la cabeza de Boro.

   Eva intenta gritar pero no sale casi sonido de su garganta y en ese mismo momento una mano abierta grande pesada y callosa impacta contra la cara del mas cercano a ella y al otro joven un puñetazo en el estomago lo deja sin aire tirado en el suelo, el primer joven intenta lanzar un puñetazo al costado del abuelo pero otra vez una gran mano sostiene el puñetazo fallido y agarrando el brazo con una fuerte sacudida se lo parte y deja al gamberro tirado también en el suelo.
   Eva siente que se desmaya y antes de desmoronarse es recogida por Boro, unos minutos después en el centro comercial la despierta un compañero y acosada a preguntas se levanta y se esconde en uno de los aseos, nota un olor peculiar y se percata de que lleva una amplia chaqueta de hombre por encima de los hombros, recuerda entonces la odisea pasada hace algunos minutos y sale para agradecer a su defensor más después de muchas preguntas no encuentra rastro de él.

Es Martes, comienza la jornada y el maduro héroe camina ligero empujando su carrito, una sonrisa amplia inunda su cara, tiene esperanza, intuye la llegada de un nuevo tiempo en su vida,
un nombre retumba en su mente “Eva” ” Eva”, coge su escoba y el recogedor y mientras apura una colilla enfila un callejón de la vieja ciudad.

La habitación oscura y lúgubre acorde con el tufo a cerrado y escasez de limpieza, alberga los restos de lo que en algún tiempo fueron muebles, la cama coja y destartalada incita casi a salir corriendo y las telarañas de los rincones del techo tampoco ayudan mucho, un espanto de hombre permanece sentado al borde del catre estira los brazos mientras bosteza y enciende un cigarrillo medio usado antes de empezar el día.

Ojeras negras bajo los ojos, los labios pegados con restos de baba, la barba de 3  días y coronando su cabeza unas greñas despeinadas arremolinadas alrededor del redondo y pelado cogote.
         Hace de percha su huesudo cuerpo para un vetusto pijama de dos piezas, la superior roída y ajada en cuello y puños desentona con alevosía con los pantalones de franela, gastados en la entrepierna y descoloridos a rodales por un error al lavarlos con lejía.

Sus pies calzan unas pantuflas de mercadillo rotas con algún dedo asomado en la parte delantera, de complemento un pañuelo mohoso arrugado y tieso se descuelga de un bolsillo rasgado del pantalón.
         4 días tumbado en la cama con descansos para evacuar alguna meadilla o algo más consistente y algún rato para picar restos de comida aburridos en el refrigerador, los mocos colgando de su nariz confirman el tremendo resfriado y los escalofríos avisan de la fiebre que ya desde el primer día le aturdía cuerpo y mente.

Mirándose en el espejo del aseo mientras frota una mano por su barba y estira del bajo del calzoncillo con la otra para sacarlo de los mofletes del culo se encuentra Blas, cuarentón, soltero y solitario, abusador del tabaco, cervecero profundo, y guarrillo convencido cosa que revelaba la casa al mirar en cualquier dirección,
¿Algo bueno? ………Si, estudioso aventajado por su impresionante memoria y lógica, pero ya cansado de tantos años de estudios.
No tengo ganas de ir al instituto, ninguna gana, ese era el comentario todo el rato en su cabeza.

         Un mensaje de su madre a través del teléfono le recordaba que era época de exámenes así que armándose de valor decidió acudir al instituto.

Mientras estiraba de un suéter de debajo de un montón de ropa sucia con los pies retiraba restos de una pizza revenida semi-envuelta en papel de aluminio ,comprobó junto a otras piezas de ropa que estaba en mejores condiciones y se lo puso, a su vez eligió un pantalón renegrido de roña y planchado por la presión del colchón de su cama y también se lo vistió, encontrar calcetines parejos fue tarea mas ardua y después de insistir se calzo uno de cada,  para acabar se calzo también  los mocasines marrones igualmente de mercadillo .
      
        Al bajar del autobús se dirigió al horno del mercado municipal y se aprovisionó de rosquilletas y una botellita de agua y se apresuro para no hacer tarde.
        La sirena   del instituto    avisaba del comienzo de la  jornada escolar ,la gente   corría al interior de las   clases y él con  varias   zancadas   rápidas   se  plantó   delante de  la puerta del   aula, cogió aire y accedió al interior ,se hizo un gran   silencio   todos le  miraron y   casi   al   unísono         se escucho una frase:

-¡Buenos días profesor Blas.!


El edificio ruinoso y sucio desentona con las construcciones de su alrededor, de hecho los pocos vecinos que quedan, ya recibieron hace tiempo la orden de desahucio, en el zaguán solo quedan 3 buzones, dos sin nombre solo el numero y el tercero escrito con rotulador sobre cinta adhesiva se puede leer < SALVADOR BLAS ESPADA>.
   Desde hace más de 30 años vive allí, ahora mientras sube las desgastadas escaleras, Boro recuerda el día que comenzó su derrumbe físico y moral.


   Entre los alumnos, en medio del aula le esperaba también el director del instituto el cual cogiendo por encima del hombro al desaliñado profesor, y pidiendo disculpas a los alumnos se lo llevo aparte para darle una mala noticia.
   Blas sabía ya desde algún tiempo que este día llegaría, la falta de asistencia a las clases de gimnasia que él impartía, las quejas de otros profesores y de algunos padres de alumnos más la desastrosa presencia física que últimamente presentaba, hacían presagiar un despido inminente.

   El director , amigo de él, ya le había advertido en varias ocasiones, desde hacia 6 meses llevaba toreando a la junta del instituto pero la ultima reunión sentenció la decisión, todos los asistentes tuvieron en cuenta las causas del abandono que presentaba Blas, todos sabían que desde la fatal muerte a manos de un atracador de la mujer del profesor Blas , su conducta presentaba algunos problemas pero él nunca asistió al psicólogo que le recomendaron ni hizo caso de las recomendaciones de amigos y compañeros, simplemente se derrumbó y decidió mortificarse hasta acabar siendo un despojo de persona.

   Blas dentro de su cabeza solo tenia la  fija idea de que todo pasó  por su culpa, empeñado en ayudar a los menos dotados para el deporte ,  se quedaba hasta muy tarde preparando tablas de gimnasia o consolando a algún alumno preocupado por el ultimo suspenso, en ese día fatídico, llego tarde para recoger a su mujer a la salida del trabajo y ella viendo la tardanza decidió coger el autobús, mala suerte pues se topo con un “pirao” que le desvencijo tres navajazos de muerte solo para llevarse la poca bisutería que llevaba encima.
   Desde entonces la vida del profesor se tornó en un cúmulo de despropósitos, alcohol, peleas callejeras suciedad y abatimiento hasta que un día después de permanecer ingresado en un hospital por delírium tremens y ayudado por su madre se decidió a encaminar algo su mísera existencia y comenzó una cura de desintoxicación y algunos meses más tarde volvió al mundo laboral como empleado en la recogida de basuras.
   
   Semanas más tarde en otra parte de la ciudad, Eva recuperada ya del susto sufrido en el atraco, leía y releía un sobre con el nombre y la dirección de la persona que la había rescatado de los pelaos, o al menos eso creía ella pues el sobre estaba en uno de los bolsillos de la chaqueta que le había dejado, pensaba en él día y noche, no consiguió fijarse bien pero en su mente permanecía la figura de un hombretón de rasgos duros aunque a ella le pareció más bien un ser dulce y atormentado.
   Un fin de semana se decidió y pidió un taxi para que la llevara a esa dirección, en medio de un barrio bastante nuevo un edificio viejo tenía el número del portal que ella buscaba, intrigada subió las escaleras y llamo a la puerta.

   Momentos más tarde Boro asomaba despeinado y con la cara hinchada por las muchas horas tumbado en la cama, al fijarse en Eva se quedó inmóvil y tartamudeando la invito a pasar a lo que ella sin decir palabra asintió.
   Una vez sentados uno frente a otro a los lados de una pequeña mesa de comedor, permanecieron unos minutos mirándose sin decir nada, Eva nerviosa exclamó:
-Perdone pero no me decidía a venir, solo quiero darle las gracias y devolverle la chaqueta.
-Por favor tutéame, llámame Boro así me conocen mis amigos.
-Te puedo hacer una pregunta….. Das la impresión de ser más mayor de lo que en realidad eres, ¿tengo razón?

   El maduro héroe luchaba por mantenerse sereno, alguna lagrima se empeñaba en brotar por sus ojos” Dios mío, como me recuerda a mi mujer, pensaba”

Restregándose una uno de sus ojos con la  mano   le contestó.- voy ha cumplir   La cena fue amena, se contaron retazos de su vida, rieron y degustaron algunas copas de vino, de camino a casa de la joven junto a un portal acurrucados desataron su pasión y disfrutaron de besos y caricias, ya tarde mientras se despedían el enamorado héroe notó algo raro, sintió una punzada en un costado, comenzó a oír pitidos y voces, él los sentía muy cerca, miró a Eva y la vio desvanecerse.
   En la camilla del hospital el cuerpo de un hombretón daba los últimos alientos de vida, la maquina que controlaba el pulso comenzó a pitar y todo se torno en voces y prisas, tras unas convulsiones su corazón se paró.
Una voz comentó: hora del fallecimiento <las 10.30>.

   Entre sueños dulces, Boro, acabó su mísera vida, rozo la alegría, sintió los aromas del amor, ese día fatídico mientras defendía a una muchacha de dos agresores, recibió una mortal puñalada en un costado que le hizo desangrarse, y entre delirios expiró.
   En su ultimo aliento soñó que Eva lo buscaba en la puerta de su trabajo “que guapa estaba incluso con la gran chaqueta que el le había dejado” y también sonrió cuando soñó que ella descubría el sobre con su dirección y cuando el delirio le hizo verla delante de la puerta de su casa se sintió rejuvenecer y disfrutó de la cena con ella aunque fuera solo una invención de su mente y se sintió triste cuando al mirarla el ultimo estertor desvaneció su imagen.


Dos días mas tarde en el pequeño cementerio del barrio se oficiaba el sepelio, asistió el encargado y varios compañeros del trabajo también se arremolinaron cerca del lugar del entierro algunos amigos de copas del fallecido y en primera línea la madre y a su lado la triste Eva.
   Realmente no fue un evento muy concurrido y tampoco el día acompañó, amaneció gris y lluvioso, algunas personas pasaron a dar el pésame a la madre del difunto y en poco rato la zona quedó desierta, solo una madura muchacha permaneció junto a la losa, con unas lagrimas en los ojos lentamente también se marcho.

Sobre la losa de Salvador Blas Espada quedaron dos rosas en recuerdo del amor que pudo haber sido …… y no fue.


Un lunes cualquiera.


     Adherido a una pared del zaguán con trocitos de celo, un cartelito escrito en una hoja cuadriculada con exquisita escritura, anunciaba el fallecimiento de un vecino.

Así, de repente, una vida cesaba ........”Me hizo meditar”.

     Pronto como la mayoría de los días, abandono el lecho y circulo atolondrado por el pasillo en dirección al aseo, después del alivio matutino observo en el espejo una figura familiar, me enseña los dientes, me enseña los parpados inferiores estirando la piel con un dedo, y me muestra lo despoblado que tiene ya el cuero cabelludo, me pongo las gafas y me miro detenidamente ahora con más nitidez , si ,el pelo aun esta ahí pero más escaso, las ojeras quizás serán de dormir pocas horas y los dientes gastados no tienen mucho remedio, me enjuago la cara ,paso un cepillo rápido por el pelo y me lavo los dientes aunque no por este orden.

     Un desayuno rápido y escueto, un cigarrito y diez minutillos para acabar de espabilarse; Mientras observo a una vecina recoger la ropa tendida, mi mente divaga, ordena las tareas a realizar en las próximas horas y se despista siguiendo una mosca que pulula por la cocina, pienso en la nota del zaguán, creo que la vida se me está haciendo corta, el vecino no tenia mas de “setentaytantos “, en menos de 30 años yo tendré 80, uffff, me entra acongojo.

     Sueño despierto con las esperanzas que me movían de joven,--buscaré una chica guapa y me casaré, compraré un pisito de segunda y lo arreglare pues soy muy mañoso, tendré hijos, uno o dos, y con el tiempo adquiriré un unifamiliar y un buen coche, también en un futuro tendré nietos y........

     Creo que lo he conseguido todo , tampoco por ese orden, pero no se me ha dado mal....Me estoy poniendo un poco depre ,,,--miro la hora, coñ....... que hago tarde, cojo las gafas las llaves y demás bártulos y acelero el paso para salir a la calle, cierro la puerta y pulso el botón del ascensor,10 segundos mas tarde entro otra vez en casa me dirijo al dormitorio y me pongo los zapatos, mi mujer desde la cama me mira y se ríe el perro me lame los tobillos y le recompenso con una caricia, también le doy dos besos a mi mujer, creo que ahora ya no me falta nada, vuelvo a correr al ascensor.

     Al salir del portal descubro que el día será muy caluroso como los últimos seis o siete, veo la acelerada actividad de la gente, los repartidores ,los autobuses, personas paseando a sus mascotas, sufridos corredores matutinos sudados y vestidos a la ultima moda sport, y algún anciano que vuelve de recoger el pan recién horneado.

     Pienso que hoy será un buen día y cruzo la calle para esperar al autobús, éste llega ya, echo mano a la cartera y no está, me la he dejado en la mesilla, me inclino hacia delante un poco y me miro las piernas, “si que me he puesto los pantalones” sonrío aliviado.

Otra vez corriendo a casa, está visto que hoy llegaré tarde, me encojo de hombros y me repito
¡ que se le va ha hacer !

jueves, 11 de agosto de 2011

Cuatro días en la Manchuela

A última hora y sin buscar mucho en Internet, di con una zona que ya había visitado en ocasiones pero hace ya algunos años, puesto que no disponíamos de muchos días (solo cuatro) nos decidimos y reservamos alojamiento en el balneario de la Concepción situado en la localidad de Villatoya, provincia de Albacete.

E principio el lugar está lleno de personas de la tercera edad, pero en el hotel del balneario, pero nosotros reservamos una casita de madera muy completa en un recinto al lado del complejo, verdaderamente económico y con todas las comodidades, cuarto de baño completo ,dos habitaciones con camas grandes (la de matrimonio de 1,50 mts) y otras dos de 90 en la de al lado , un comedor con cocina Office completa incluso cocina de inducción microondas etc., dos sofás de poli piel , televisión ,en fin  a todo lujo y por 50 euritos al día.



En esta zona los residentes son mucho mas jóvenes y además como permiten mascotas casi la mayoría llevaba perro, el recinto vallado, dispone de una tiendecita con cosas de primera necesidad, personas de mantenimiento todo el día, cambio de toallas diario, y para el relax dos piscinas de aguas termales una fría y otra caliente, por supuesto chorros de agua burbujas y varios tipos de Spa, también duchas gigantes de agua fría-caliente más  sauna seca y húmeda, todo ello con sus vestuarios completos, al lado una zona de barbacoas con leña incluida y mesas largas con bancos corridos, también hay salón comunitario repleto de mesas y sillas sofás chimenea, vamos una zona muy agradable.


Bajo en el Balneario se puede disfrutar de un  bonito paseo entre
 figuras de mármol blanco banquitos de piedra pulida y arboledas
de acacias gigantes, un riachuelo y una jaula gigante con pajaritos,
y en medio junto a una fuente un merendero económico para picar
algo y tomar refrescos o café, y dentro del edificio principal un
Bufete libre a 15 euritos, no es muy grande pero se come bien.








Toda está zona que recorrimos está dentro de la 
comarca de la Manchuela, calor seco y despoblamiento,
pero si se sabe buscar tiene rinconcitos simpáticos, gente 
agradable y buena comida.





El primer día viajamos a la población de  Jalance, un pueblo del valle de Ayora en la provincia de Valencia cercano a Cofrentes ,una hora desde Villatoya en coche en plan tranquilo viendo el paisaje, paseo por el pueblo y visita a la cueva de Don Juan, 5 euros la entrada y media hora fresquita de recorrido, muy bonita.

Después de la visita bajamos al pueblo y comimos un menú bastante completo al lado de la carretera en un restaurante, 9 euros por persona, no te quedaras con hambre y puedes bañarte en su piscina.

Por las tardes después de la obligada siesta, todos los días Spa y bañito         en  el recinto de las cabañas, y el que desee también un heladito, eso si, obligado el gorro de baño.



El segundo día visitamos Villatoya un pueblecito pequeño con un bar al lado de la carretera también económico y con menú y tapas muy ricas, siguiendo la carretera dirección a Albacete recorrimos Cilanco, Alborea, casas de Ves, Villa de Ves, Balsa de Ves, Canto Blanco, Casas Ibáñez, y alguno más, el recorrido es bonito y tranquilo, poca gente muy despoblado todo.






El tercer día Alcalá del Jucar, me encanta esa población,vamos de vez en cuando y me baño en el jucar allí mismo en medio
del pueblo bajo las cuevas, y para comer un buen plato de gazpacho manchego,rico rico, unas fotos a los lugares bonitos
y vuelta al balneario, pero para la cena un paseito en coche a Requena que se come bien.


Y para acabar el cuarto día un tortuoso paseo en coche dirección a el Molinar, un pantano pequeño y precioso, digno de ver y una subida al santuario para todo terreno, yo subí con el coche pero recomiendo subir a pié, son solo 200 metros y las vistas son impresionantes.

Algo se me quedará en el tintero pero prefiero no extenderme.

Saludos a tod@s, felices vacaciones.

UN LIBRO MI PERRO Y YO

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