viernes, 2 de septiembre de 2011

AL FINAL DE LA VIA


Esta muy oscuro, no se donde me encuentro, pienso que el aliento se me escapa y oigo voces lejanas en un murmullo sin sentido, he dejado de preocuparme, creo que mi vida ha llegado a su fin y recuerdo como empezó el día.

Siempre había notado mis tripas protestando en cada recorrido realizado en tren, no se si sería por los nervios del viaje, aunque estaba mas que acostumbrado, mi vida durante algunos años estaría ligada al ferrocarril, así que tendría que acostumbrarme.

Comenzaban los años 80, rondaría yo los diecinueve años y no se encaminaba mal mi futuro, después de algún tiempo estudiando para ferroviario ya empezaban las practicas, y por un lado lo prefería, el pupitre y mi menda no hacían demasiadas migas y lo de recorrer España me tentaba, lo que no me atraía tanto era dejar a la novia sin mis acostumbradas y continuadas visitas, claro es que nuestro noviazgo era largo y la confianza mutua también.

Después de muchos viajes, transbordos, guardias, y toda 
suerte de absurdas anécdotas ocurridas durante mi servicio militar sobre los raíles por esas estaciones de los pueblos del país, quizás las comidas quizás las juergas, los ligeros síntomas del principio progresaron y pasaron a la categoría de severos, no eran solo las nauseas, sino los calambres y sudores junto a las ligeras taquicardias lo que me estaba amargando la vida.

Mientras subía bultos, cobraba tiques o revisaba vías lejos de casa, mis amigos se divertían con sus motos, viajaban y armaban juergas, pero no se puede tener todo y el trabajo es el trabajo, así que con el tiempo logre mi ilusión y conseguí un puesto de mantenimiento de vías.

Ese día me desperté intranquilo, la línea era nueva tanto como el convoy nada mas verlo sentí frió y se me encogió el estomago pero ya estaba acostumbrado, subí en el tren y me dispuse a pasar las horas de viaje lo menos aburrido posible, no se por que elegí ese vagón, podía haber sido cualquier otro tal vez inconscientemente quise verlo por dentro por que era diferente.

Mientras miraba balancearse la correa del petate situado en el estante encima de los asientos advertí lo solitario del compartimiento. y también del vagón ,llevaba mas de una hora de recorrido y solo se sentían los golpeteos de las puertas y ventanas al paso por las juntas de las vías y el monótono tren tron, tron tron, tron tron, de las ruedas del tren, una ojeada a la ventana llamó mi atención, no reconocía el paisaje tampoco el color de la vegetación era el de costumbre, intente acercarme un poco mas a la ventana y entonces me di cuenta que estaba como aletargado mis movimientos parecían lentos y comenzaba a haber una especie de neblina en la estancia.

Tranquilizándome a mi mismo opté por acercarme al otro lado poco a poco e intentar llamar a mi compañero revisor pero ya no podía casi moverme , note unas gotas de sudor frió en la frente y al intentar concentrarme las palpitaciones aceleradas de mi corazón se hicieron notorias, las pulsaciones en las venas de mis sienes me duelen, en la ventana veo sombras oscuras ,no puedo respirar, aaaaaaaah, que me está pasando ,creo que el tren se ha parado, el pecho me arde y me oprime, aaaaaaah ,¿ no hay nadie para ayudarme? Intento gritar, no me queda aire ahora veo entes mirándome......
Está muy oscuro.

En el hospital me diagnosticaron un descontrol de ansiedad Mayor, ya no sigo con el trabajo de mi vida, vuelvo con la familia, con los amigos intento recobrar mi vida anterior, han pasado muchos años, me he perdido mucho de mi juventud pero.

Estoy vivo.

Esto no es una historia verídica, los personajes son ficticios y la situación, irreal.........
¿ O no ?

A Julio, mi amigo.
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