viernes, 9 de diciembre de 2011

Recuerdos




Recuerdos de infancia, aromas a lejía y a jabón, a caricias suaves de mi madre y a enseñanzas de mi padre, también recuerdo los paseos con mis abuelos, los de parte de mi madre que los de mi padre no tuve la suerte de tenerlos.

Añoranzas de sensaciones dulces y amargas, risas y lloros, sonrisas y lágrimas, olor a lluvia y a veces a sudor, visiones almacenadas en los anaqueles de la memoria de días de pascua con la familia y mañanas de juegos en los descampados con los amigos del barrio.

Tardes de tormenta y barro en  las calles, de baños en la playa y en las acequias de la huerta, juegos tranquilos a la peonza y a los chavos negros, a las tellas y al escondite, también a besos furtivos escondidos en un portal, “aquella morena andaluza recién llegada” ,,,

Recuerdos…

Partidillos de fútbol en la calle solo perturbados por algún carro o incluso algún coche destartalado y antiguo, y el furgón de las gaseosas repartiendo limonadas.
    A veces las voces del vendedor ambulante de pescado nos despistaban,
“el aladroooooo , el blanqueeeeeet” un hombre bajito cargando dos cubos de pescado recorría las calles del barrio, por allí también pasaba un carro que vendía patatas en sacos.

Los domingos cuando las comuniones carreras en la plaza de la iglesia para recoger pesetas y chavos , duros y caramelos, para fallas petardos y pelotazos a las chicas en el trasero con la pelota sujeta con una goma, los mas brutos tiraban trozos doblados de juncos de las huertas, y a la salida del cole a cambiar cromos de vida y color o de fútbol en la paraeta.

Recuerdos..

   En ocasiones el guateque  con un tocadiscos dentro de un portal habían papas, quicos, y pepitos de fiambre y para beber mirinda o zarzaparrilla , las tardes sentados en el poyete del zaguán jugando a la brisca mientras las chicas saltaban enfrente a la goma
o a la comba, también se hacia el bruto cuando todos agachados en fila jugábamos a churro va.

   Miro ahora a los chavales que se aburren”con su móvil y su I-phone”, ya no juegan en las calles solo se sientan en algún rincón y miran sus aparatos electrónicos.

   Conforme pasan los años valoro más mis recuerdos, hay días que rezuman nostalgia y días que me dan alegría, otros dan ganas de llorar, pero es lo que tiene recordar.

   La vida continua, experiencias sensaciones olores y sonidos nuevos vendrán,yo los guardaré en la despensa de mi memoria.

“Recuerdos…”

jueves, 17 de noviembre de 2011

5º y último capitulo.






   La cena fue amena, se contaron retazos de su vida, rieron y degustaron algunas copas de vino, de camino a casa de la joven junto a un portal acurrucados desataron su pasión y disfrutaron de besos y caricias, ya tarde mientras se despedían el enamorado héroe notó algo raro, sintió una punzada en un costado, comenzó a oír pitidos y voces, él los sentía muy cerca, miró a Eva y la vio desvanecerse.
   En la camilla del hospital el cuerpo de un hombretón daba los últimos alientos de vida, la maquina que controlaba el pulso comenzó a pitar y todo se torno en voces y prisas, tras unas convulsiones su corazón se paró.
Una voz comentó: hora del fallecimiento <las 10.30>.

   Entre sueños dulces, Boro, acabó su mísera vida, rozo la alegría, sintió los aromas del amor, ese día fatídico mientras defendía a una muchacha de dos agresores, recibió una mortal puñalada en un costado que le hizo desangrarse, y entre delirios expiró.
   En su ultimo aliento soñó que Eva lo buscaba en la puerta de su trabajo “que guapa estaba incluso con la gran chaqueta que el le había dejado” y también sonrió cuando soñó que ella descubría el sobre con su dirección y cuando el delirio le hizo verla delante de la puerta de su casa se sintió rejuvenecer y disfrutó de la cena con ella aunque fuera solo una invención de su mente y se sintió triste cuando al mirarla el ultimo estertor desvaneció su imagen.


Dos días mas tarde en el pequeño cementerio del barrio se oficiaba el sepelio, asistió el encargado y varios compañeros del trabajo también se arremolinaron cerca del lugar del entierro algunos amigos de copas del fallecido y en primera línea la madre y a su lado la triste Eva.
   Realmente no fue un evento muy concurrido y tampoco el día acompañó, amaneció gris y lluvioso, algunas personas pasaron a dar el pésame a la madre del difunto y en poco rato la zona quedó desierta, solo una madura muchacha permaneció junto a la losa, con unas lagrimas en los ojos lentamente también se marcho.

Sobre la losa de Salvador Blas Espada quedaron dos rosas en recuerdo del amor que pudo haber sido …… y no fue.

sábado, 29 de octubre de 2011

UNA HISTORIA CLUNICIENSE



Día de nuestro Señor V del IV mes del año MCXXV

Cansado es el viaje, pesado el equipaje y los días trascurridos, largo el recorrido, monótono el pasar de las horas por lo seco del paisaje.

Después de visitar la catedral del Santo en Compostela y dejar al Abad un presente traído de nuestro monasterio en el Loira, retornamos a tierras de campos.

Para la estación que estamos hace calor aunque las mañanas son frías.

Los compañeros del camino son mis hermanos del monasterio, el Padre Celdo, cillerero cuidadoso, hombre curtido por los años, Mauricio el enfermero, grande y fuerte y un joven novicio llamado Ramco venido de tierras del este.

Confieso que ahora ya muy caduco en cuerpo y alma, vencido por los años y soñador con las puertas del cielo, me devora la intención de dejar constancia escrita de lo acaecido por aquellos años en nuestro viaje a la abadía de San Zoilo en la localidad de Carrión de los condes.

Mi espíritu aun después de lustros permanece embriagado con los olores que aquella alma pura emanaba, mantengo la alegría en el recuerdo de aquel encuentro, días de juventud, divinas sensaciones. 

Me avergüenza el ansia carnal que sentí una vez, mi pecado, la lujuria desatada en mi cuerpo,<< mi condena ...Saber que no podré nunca volver a rozar sus labios>>, pero el castigo mas doloroso es el sentimiento que a la sazón mantengo en mi interior por no arrepentirme de nada de lo que aconteció en aquella abadía 

Después de Prima proseguíamos la marcha, caminábamos en fila, meditábamos en silencio, y mientras, el novicio dada su juventud variaba su paso a cada recodo, igual se adelantaba eufórico al divisar un riachuelo, que rezagado remoloneaba detrás, embelesado con el trajín de los pastores que guiaban sus rebaños acompañados de sus fieles canes.

Hacia las nueve según la costumbre procurábamos parar si es que había sombra y tomábamos el almuerzo, “tocino seco, pan ácimo y agua “, hubo días que de postre y dando gracias a Dios degustábamos suculentos frutos dispersos por el suelo de algún campo vecinal, “manzanas dulces y minúsculas o perillos de agradable paladar”

Nos saltábamos las horas del trabajo y el examen personal pues era ardua la caminata y a comer hacíamos siempre tarde, a las tres y cuarto rezábamos a nonas pero caminando, y hasta las cinco silencio, después nos saltábamos otra vez la lectura y el ensayo de canto hasta vísperas. 

La mayoría de noches cerca de las nueve o poco alimento o ayuno y pronto a dormir, si había plaza en algún caserío, en cama, y si no, sueño reparador bajo el manto estrellado que acompaña el camino.

Una tarde descansando después de agotadoras cuestas junto a un estanque natural, al dar un paseo junto al cauce que lo abastecía tropecé y fui a dar con mis huesos al fondo de una barranquilla, magullado pero sin mal agudo intenté retornar al sendero pero me fue imposible, así que decidí buscar una alternativa mejor y bordeando un bosquecillo atisbe un remanso en un meandro del riachuelo. 

  Al acercarme la vergüenza se apodero de mi ser, en medio del remanso un cuerpo desnudo y joven se lavaba sin pudor, situado de espaldas a mi, lo pude observar << la calidez de sus formas, la tersura de su piel, el color pálido de sus carnes......>>

No se el lapso de tiempo que permanecí absorto en la visión pero al recobrarme corrí acongojado sin rumbo fijo mas o menos el tiempo de dos padres nuestros hasta que me salio al paso el cillerero que preocupado por mi tardanza había salido a buscarme.

El padre Celdo preocupado mantuvo una inquisidora sesión de preguntas durante bastante tiempo durante el cual, yo haciendo caso omiso a la mayoría de preguntas me mantuve absorto en el rezo de al menos 10 avemarías y 5 o 6 padres nuestros, el día se acabó y a hora prima del cuarto día comenzamos la jornada hacia Porto Marín, el calculo de la distancia era de tres partes de un día, jornada larga con muchas variaciones de terreno altura y temperatura.
(De Palas de Rey a Porto Marín 25 KLM)

El comienzo de uno de los días fue en la población de Pallatium Regis (Palas de Rey), antes de que hubiera amanecido yo ejercía mis necesidades evacuatorias protegido por algunos matorrales cuando escuche una voz ahogada gemir al otro lado de ellos, entre los intersticios del arbusto reconocí al joven novicio que afanoso y con cadencial movimiento desfogaba su energía en un corto acto onírico, sonreí y lo deje estar, divina juventud y divina energía, al contrario que a mi que carecía a esas horas de ella.

Pasados mas de 25 días llegamos a nuestro destino, polvorientos y sumamente cansados, estábamos en la localidad de Carrión de los Condes y delante de nosotros se erguía sobrio y a la vez majestuoso el monasterio de San Zoilo, una construcción de planta Basilical compuesta de tres naves cada una con cuatro tramos, y un transepto no destacado en planta cuyo tramo de crucero estaba coronado por un cimborio.

Mirándolo con detalle lo más sobresaliente del conjunto es el claustro.

  Construido con la participación de importantes artífices que levantaron sus muros y labraron su profusa ornamentación de padres de la Iglesia, profetas, patriarcas, jueces, sacerdotes, heroínas, etc., así como personajes del Nuevo Testamento -apóstoles y evangelistas- y civiles -reyes, reinas, emperadores y emperatrices-, además de pontífices, cardenales, doctores, monjes, y santos.

Observé que tenia dos alturas, el claustro inferior
se articulaba con cinco arcos apuntados entre gruesos contrafuertes prismáticos, mientras que el superior se abría con arcos de medio punto.

El claustro se comunicaba con la iglesia a través de una portada en arco rebajado entre columnas abalaustradas. El templo, era de una sola nave, cubierta por bóvedas de cañón y cúpula sobre el crucero. Tenia corona a los pies, con sillería y órgano barroco y la portada presentaba  dos cuerpos con imágenes de santos. 

El monasterio cuenta además con otro patio más modesto.

El Abad, un hombre corpulento pero no en altura sino en anchura nos salió a recibir y acompañado de otros monjes nos dirigieron a nuestras celdas, frías vacías de todo mobiliario menos del catre y una cruz sobre una minúscula mesita, con un ventanuco desde donde se observaban unas vistas interesantes.

Puesto que la hora era avanzada, después de la cena y tras un leve paseo por algunas zonas del monasterio nos fuimos a dormir ya que el cansancio no nos daba tregua, mientras entraba en mi aposento me pareció reconocer la figura que caminaba por el pasillo, la palidez de sus carnes el andar como levitando y extrema delgadez me inquietó, algo diferente a lo normal acompañaba ese ser, cerré la puerta y me retire rápido a dormir.

La época era de hambruna por lo que de primera hora muchos vecinos se acercaban a las puertas de la abadía para demandar comida o trabajo en los huertos y algunos para intentar dejar a sus hijos “Oblatos” acompañados de la consabida dote, por supuesto tenían que estar sanos sin ninguna deficiencia ni mental ni física y eran elegidos directamente por el Abad.

Pasaron algunos días y fui conociendo mas a fondo el cenobio, visite casi todos los rincones oré en sus patios y camine meditando por sus arcadas y pórticos, en ocasiones me cruzaba con otros monjes y nos saludábamos asintiendo con la cabeza pero la figura extraña y delgada siempre se hacia la huidiza, mi curiosidad fue en aumento y decidí acorralar al monje y averiguar más sobre él.

Una tarde de sábado después de indagar la situación de la celda de la furtiva figura, escuche unos lloros , escondido detrás de unas pilastras vi salir apresurado a un monje alto y fuerte, no lo pude reconocer, más mi mente observo una ligera cojera en él, me decidí y entre sin avisar, en el suelo con las ropas levantadas hasta la cintura aunque solo mostrando las posaderas lloraba un joven Oblato, me avergüenza decir que ese trasero me recordó el del joven que observe bañándose durante el camino , me ruboricé algo pero disimulando ayudé a tumbarse al novicio .

 Durante horas estuvo llorando y mientras, yo escudriñaba su figura, seguía pensando que algo raro escondía, algún pecado oculto o algún trauma lo apesadumbraba, no dejaba de asombrarme su juventud y la tersura de su piel, su pelo aunque muy corto se veía suave y brillante y su piel….Su piel era fresca ,tersa y sumamente blanca , volví a sentirme incomodo con la visión ,en mi pecho algo se estremecía, algo pecaminoso y carnal, hacia un rato que su respiración parecía mas sosegada y ya no lloraba.

Me acerque para arroparlo y sentí su dulce aliento en mi cara, no me pude resistir y deje en sus labios un leve beso, no lo hice con malicia a veces acostumbrábamos los monjes a dar algún beso así a otros frailes, más este me resulto diferente, apague el candil y fui casi corriendo a mi celda, después pase la mayor parte de la noche rezando.

 Poco antes de la hora del alimento mientras yo accedía al pasillo que conducía al comedor un grupo de oblatos nerviosos esperaban arremolinados frente a la puerta del Abad, este salió consternado recriminando a uno de los novicios.

- Sea esta  la ultima vez que alguno de vosotros realiza estas ofensas contra uno de nuestros hermanos, y menos sin presentar pruebas fehacientes que existiera lo cual dudo, y ahora podéis iros, vuestro compañero oblato pasará el día orando para redimir su culpa.

 Extrañado por las acusaciones oídas decidí visitar el cuarto de lecturas de los novicios y allí gracias a mis dotes de conversación me hice amigo de ellos, no les pregunté nada en ese momento lo deje para después de la comida, así con los estómagos llenos me sería mas fácil realizar la inquisición.

-Hermano Melquíades, ¿es cierto que habéis realizado tareas de inquisidor?
-No me siento orgulloso de ello pero siempre las hice con la primera regla que en esta vida me he obligado a tomar, “la verdad por encima de todo”.
- ¿Visteis morir a algún hombre en la hoguera?
-Desgraciadamente sí, mas de uno y pienso que muchos eran inocentes, otro en cambio pudieran ser culpables pero la pena de la hoguera me parece excesiva, claro que yo acato al tribunal y debo mi lealtad al Papa.

 Después de innumerables preguntas de los novicios me llego la hora de hacer las mías y con sumo cuidado comencé el interrogatorio pero en forma de juego.

- Jovenzuelos ¿por que habéis engañado a vuestro compañero para que mienta en algo tan vergonzoso?
- Hermano, contesto un muchacho pelirrojo, no le hemos engañado pues estos hechos no solo le han ocurrido a él, también a muchos de nosotros.
- Si pero reconoceréis que este asunto parece increíble sobre todo por que ninguno le habéis visto la cara al acusado de Estuprum.

Todos se miraron en ese momento,
”Estuprum”
- ¿Que significa Hermano Melquíades?

Les explique que era el abuso sexual forzado a cualquier menor de edad.
Uno de ellos entre dientes comentó o casi se le escapo,
- yo si que le visto, bueno la cara no, siempre nos acosa por la espalda pero al irse de la celda note que hacia un gesto raro con la pierna y al mirársela vi que tenia como manchas de sangre.

Puesto que se hacia la hora del rezo di por terminada la charla y después del rezo fui a visitar al oblato castigado para seguir investigando.


Después de algunas preguntas una teoría fue forjándose en mi cabeza, varios datos ofrecidos por los novicios me tenían consternado y fui a hablar con el Abad.


-Que le acontece hermano Melquíades.


-Una duda me acecha Reverendísimo Padre, me ha parecido que uno de los hermanos hace penitencia con cilicio, yo pensaba que en nuestra orden se había prohibido.


-¿Cilicio?, aquí imposible, me habría dado cuenta y no lo habría consentido, quizá hayáis equivocado vuestra apreciación, tal vez un hermano con cojera leve os haya engañado en vuestra conclusión.


-Pudiera ser reverendo Padre pero no conozco a ningún tullido en este cenobio.


-Pues lo hay, nada menos que nuestro hermano el herrero, creo que le ocurrió hace muchos años cuando un caballo le coceó mientras le limaba los cascos.


Asentí con la cabeza y me retiré, ahora ya sabía quien era el hermano que vi salir corriendo de la celda del joven pálido. ¡¡¡Pudiera ser que los oblatos no estuvieran mintiendo!!!.

…….
Pasaron los meses, mis compañeros de viaje y yo nos reunimos en uno de los corredores para despedirnos, uno de nosotros retornaba a nuestro monasterio en el Loira, Celdo el cillerero aquejado de una larga enfermedad en los bronquios había recaído y su salud empeoraba rápidamente lo que le hacia presta su vuelta a su cenobio pues el clima de aquí hacia mella en su tos sangrante y el esperar podría dejarlo sin fuerzas para el retorno.

   Mientras nos encaminábamos hacia la cripta recientemente abierta para visitarla, al echar la vista atrás vi como el padre Celdo aceleraba sus pasos  y desaparecía al final del camino, quizá yo nunca desandara el camino hasta aquí, tal-vez la vuelta a mi celda ya no fuera posible, mi tarea finalizaría en estas tierras lejanas por mandato del superior de mi orden pero mi corazón en ese momento acompañaba al cillerero para volver a mi tierra.


   La oscuridad de la entrada a la cripta devolvió mi mente al presente, un arco de medio punto recubierto de retos óseos albergaba el portón de robusta madera negra y mohína he incluso en ciertas  zonas carcomida pero  aun así imponente en su presencia.


  El hermano farmacéutico del monasterio se afanaba en girar la herrumbrosa llave, tarea que aun con su gran envergadura le era costosa pues la cerradura grande y oxidada parecía querer impedirlo, después de algunos crujidos la puerta se abrió y un olor rancio invadió el aire, algunas ratas corrieron desperdigadas al oírnos entrar y un momento después al alumbrar con varios candiles de aceite un espectáculo se descubrió a nuestros ojos.


Tallas en maderas nobles coronaban algunas de las lapidas y en otras refinadas esculturas dejaban el recuerdo de los difuntos allí enterrados, a la izquierda en el fondo un pequeño altar y a la derecha unos barriles de gran tamaño descansaban olvidados.


  Tanto el suelo como las paredes y el techo no parecían ser de piedra posiblemente fuera un mortero bien trabajado de cal y tierra entre el silencio un sonido a agua corriendo anunciaba que cerca de allí algún canal de agua o riachuelo atravesaba la estancia, después de algunas plegarias y rezos volvimos a nuestras celdas a esperar la hora del alimento.


  Después de comer en los pasillos se hacia la calma y como me gustaba pasear un rato me dirigí hacia la farmacia pero casi al llegar vi al hermano farmacéutico salir presurosamente hacia la parte trasera, puesto que la puerta estaba abierta entré para buscar por mi cuenta alguna hierba estomacal , rebuscando entre los anaqueles al agacharme para ver unos manojos de tomillo distinguí unas gotas como de sangre junto a uno de los apoyos de una mesa, pensé en algún tipo de colorante pero si pasar el dedo por encima de una de las manchas noté como una rendija en el suelo de madera, me dio la impresión de que no era una grieta de humedad pero un sonido a mi espalda me hizo incorporarme.


-Hermano Melquíades, ¿que hacéis aquí? Sabéis que no esta permitido.


  Descubrí un nervioso comportamiento en el hermano Antonio, pero ya intuía que tantos años con las despensas llenas de multitud de remedios y pócimas habían dejado un escondido pecado en la salud del farmacéutico, posiblemente el jugo de amapola durante años empleado por hechiceras o las setas visionarias incluso la mezcla de ambas, escondí el manojo de hierbas tras mi ropa y asintiendo salí casi sin mirarle a los ojos.


  Esa noche como de costumbre el insomnio me mantuvo la mente entretenida y el cuerpo cansado y a primera hora encomendé al joven Ramco una tarea de investigación mientras yo iba a reunirme con el abad.


   Sabia yo que a esas tempranas horas el hermano Antonio salía a recoger sus hierbas y bayas y aleccione al joven novicio para que le comunicara mis sinceras excusas y que me perdonara por la intromisión del día anterior por lo que le enviaba a él para que ayudara en la limpieza de la estancia que parecía algo sucia, el hermano Antonio se sintió halagado y dejo solo allí al muchacho, entonces a solas pudo escudriñar toda la estancia mientras aseaba los sucios rincones.


Unos golpes de nudillos resonaron en la puerta, Ramco al abrir se sintió casi atropellado por los padres Melquíades y Mauricio, asustado les pregunto:

-       ¿He hecho algo malo?
-       Mauricio negó con la cabeza
Os he reunido aquí para advertiros de algo importante, en este monasterio están ocurriendo hechos obscenos, abusos intolerables “estuprum”.

   Las miradas de mis dos compañeros se entrecruzaron y el novicio me agobió  a preguntas sobre el hecho de los abusos, al rato Mauricio lo hizo callar y me reveló que algunas tardes ya oscurecido le había parecido oír voces quedas en la estancia del joven oblato que me obsesionaba, como si alguien lo visitase a escondidas.

Tras ajustar mis ideas les expuse una teoría forjada en mi mente a base de datos sueltos obtenidos esos meses hablando con los novicios y los hermanos del monasterio y también de averiguaciones hechas por mi mismo.

-Como habréis observado el recinto del monasterio no está muy protegido, cualquier parroquiano avezado podría acceder a él sin mucho problema tanto para visitar a alguien como para hurtar algo de comida pues son tiempos difíciles, ayer al visitar la cripta observé que en el techo sobre la zona del pequeño altar las telarañas parecían haber desaparecido. 
No obstante mi intuición se hizo mas verídica después de la visita de Ramco a la estancia situada justo encima del altar, allí descubrió un portón en el suelo que comunica directamente con esta cripta y por ende ya que la entrada a la farmacia está prohibida el único que puede tener acceso a esta entrada en el hermano Antonio.

  Aquí no acaba la intriga pues pienso que no es el farmacéutico el que hace visitas a el joven oblato de carnes pálidas pero si que ayuda a alguien a visitarle.

He improvisado una argucia para averiguar los dos hechos que enturbian la relajada vida en el monasterio, solo me falta comentarlo con el abad y pedirle permiso.
Los abusos a los oblatos acostumbran  a ser días  del final de semana viernes o sábados así que preparamos para el fin de semana una vigilia de observación entre los tres.

   El viernes la noche estuvo muy tranquila pero el sábado día de mucho trajín y cansancio la mayoría reposaba pronto el cuerpo en los catres de sus respectivas  celdas, cercana la madrugada Ramco sintió pasos en el corredor y a escondidas fue a avisar al hermano Mauricio, justo en el momento que una figura ataviada como un monje entraba en la celda de Margado, el joven oblato que me intrigaba, momentos mas tarde los tres acorralábamos al extraño visitante dentro de la celda.

Pronto nos dimos cuenta que el novicio no paraba de llorar cogido de la mano del visitante, después de mis inquisidoras preguntas el tenso ambiente se relajó al tener respuesta muchas de nuestras preguntas.

Al parecer el joven Margado que había engordado bastante en los últimos dos meses, era el hijo del visitante que con mucho esfuerzo había conseguido que aceptaran al oblato en el cenobio y no por asunto religioso si no por el peligro de muerte que acechaba al muchacho pues en la aldea lo habían acusado de brujería y es que “o cielos”     Margado no era un muchacho era Margarita hija del herrero de la aldea.
El asombro se apoderó de nosotros y estuvimos largo rato en silencio solo enturbiado levemente por los lloros de la joven.

La muchacha de unos 16 años de edad últimamente sufría de vómitos y su estado de salud aunque no malo no era el mejor, por esa razón las visitas de su padre habían aumentado, a instancias mías Mauricio realizó un examen físico a la joven y mientras charlábamos sobre los problemas en la aldea un resoplido del farmacéutico nos hizo girar la cabeza, haciéndome un gesto me acompaño a un rincón de la celda y me deslizo unas palabras al oído.

-La muchacha alcanza estado de buena esperanza, por lo menos de 6 meses.

Amaneciendo nos despedimos del herrero y fuimos a nuestras celdas, el día siguiente seria atareado y complicado, las escasas dos horas que faltaban para acudir a oración las pasé despierto y atormentándome, pero durante lapsos también preguntándome como no me había percatado de la condición sexual del novicio. 
Claro que las varias veces que lo había visto desnudo siempre fue de espaldas y mi pudor no me dejó fijarme detenidamente en su cuerpo, ahora comprendía la atracción que me ocasionaba , quizá el subconsciente me indicaba lo que la vista me negaba.

 Cuando después de un leve desayuno acudimos a visitar al hermano Antonio, no fuimos capaces de encontrarlo , el portón del suelo permanecía abierto y varios sacos de comida de las cocinas ,cereales y carnes ahumadas también habían desaparecido, posiblemente por la noche nos habría escuchado y asustado por mi antiguo trabajo de inquisidor había preferido huir del monasterio. 

Sobre una mesa un cilicio ensangrentado reposaba abandonado, prueba irrefutable de que el farmacéutico era el acosador de oblatos y por ello se infligía penitencia hiriéndose en una pierna.


Las jornadas siguientes fueron trágicas, el huido hermano Antonio puso en conocimiento de los aldeanos la  presencia de la joven margarita en el monasterio, la hambruna propiciaba el culpar de todos los males a las brujas y a la iglesia y portando teas encendidas una noche asaltaron el recinto y le prendieron fuego. 

 El hermano Antonio arrepentido del mal cometido se quiso interponer entre los aldeanos y el monasterio y la marabunta acabó con él empujado hasta una de las hogueras apaleado y arrastrado como un fardo de leña, desde el interior todos lloramos por él y mientras el fuego devoraba casi todo, el alba trajo el día.

 Escondidos en la cripta todos los moradores del convento salvamos la vida, varios hermanos trasladaron a la joven a un convento cercano de clausura y pocos días mas tarde Mauricio y Ramco partieron para Francia. 

 Yo fui enviado a la colegiata de san pedro en la localidad de Lerma hasta el día de hoy.

De la joven Margarita nunca volví a saber nada.








martes, 25 de octubre de 2011

LLUEVE Y ESTOY TRISTE

El tiempo sigue, los años pasan.
Ella voló pronto, se emparejó y fundó nido, lejos, en otras tierras.
La primavera trajo un retoño, fiel retrato de sus padres, sangre nueva.
Dejando atrás el hogar quizás estuvo acertado, quizás no, y junto a un
campo verde, allí viven, ni lejos ni cerca, alguna vez vuelve de visita,
cada vez menos y luego retorna a su nido.
El tiempo sigue, los años pasan.
Aquí nos hacemos mayores, y los más ancianos nidos están casi todos vacíos, y los que en ellos quedan, ya no vuelan, tienen las alas rotas, la vida gastada, pronto ya no estarán.
El tiempo sigue, los años pasan.
Un día el retoño batirá las alas y alzara el vuelo, formará pareja y volará, tal vez lejos,
creará otra generación, con su marcha ella lo sentirá, pero es ley de vida.
Y a su vez de cuando en cuando volverá a su casa de visita y también a la nuestra y tendremos ya las alas rotas y la vida gastada, después todos volverán a sus nidos, algún día ya no estaremos.
El tiempo sigue, los años pasan.
Hay días , de lluvia , tristes, que se os hecha mucho de menos.
Dedicado a mi hija: Marisa

ELLA


Ella nació en casa, la comadrona se encargo de asomarla al mundo, fue un bebe frágil con achaques de los de antes, no había tantas vacunas.
Creció entre matojos jugando en charcos de barro saltando a la comba, cantando una monótona cantinela pasando de un lado al otro de la goma, contando números a la pata coja en el sambori.
Los almuerzos pan y manteca salá, y las meriendas un canto de pan con cebollita picada aceite sal y pimentón, sin bollerías, sin refrescos de marca, a lo más un trago de zarzaparrilla o gaseosa de naranja.

En ocasiones les invitaba a merendar alguna vecina, galletas de canela y chocolate derretido de pastilla, ese si que estaba bueno y luego un vasito de agua para quitar el empalague del dulce.
Para los avisos no había móviles y teléfonos fijos pocos, simplemente estaba la ventana y el boca a boca, una madre se asomaba al balcón y gritaba “Juanitaaaaaaaaaaaaaaa “ “sube pa casaaaaaa“
y si no lo oías, alguien se encargaba de decirtelo, y tú corriendo que se rifan tortas si llegas tarde.
Las calles eran de tierra y los balones de plástico y los coches brillaban por su ausencia solo algún carro pasaba para parar el partidillo o fastidiar la partida de tellas de los niños, y si había mucho barro jugaban a la trompa o a los cromos o al chavo negro.

Al cole acudía impecablemente vestida por su madre ,blusita con chorreras rebequita de lana y una minúscula minifalda a veces de cuadritos a veces plisada, los zapatitos brillantes qué solo duraban limpios un rato y calcetincitos de ganchillo blancos blanquísimos, llevaba una carterita de escay ,no se veían mochilas ni carritos ,incluso algunos llevaban los libros atados con un cordón y el plumier en la mano, los bolígrafos eran de ricos ,aquí se escribe con lápiz decía el maestro y se borra con goma ,el que podía una de Milán de sabor a nata, y el sacapuntas siempre perdido.
En el recreo jugaba a Tula, al escondite y pies quietos y luego a beber a la fuente del patio, todo el niñerio acababa mojado, y al toque de sirena corriendo al aula,-ella siempre llegaba tarde.

Por las tardes ella después del cole cogia la merienda y bajaba a la calle o al parque y junto con sus amigas se sentaba en un banco y comentaba las noticias del día,-sabes que fulanita besó a menganito,-pues la Mari se ha comprado una falda de terciopelo chulísima,-yo creo que Paquito esta por ti. -Noticias importantes trascendentes y urgentes para su edad.
Y después de cenar cuando en la tele ponían en blanco y negro “Vamos a la cama, que hay que descansar….lalalalalaa…”cogia el osito de peluche y casi antes de reposar la cabeza en el embozo caía rendida en un placentero sueño, no existía el estrés,”que tiempos”.
Ella vivió esa vida, ella no tiene nombre, ella ya es una persona adulta y recuerda nostálgica aquello,
Ella ……………¿Quizás seas tú?

DESTINO SORIA






Comenzaban los años 80, los cambios en el país se notaban conforme se aceleraba la transición, recién llegado del servicio militar y con ganas de actividades nuevas se me ocurrió realizar un buen viaje, recopilé datos, horarios, rutas y todo lo necesario para organizar la hazaña, digo hazaña pues la idea consistía en pedalear a lomos de una bicicleta por algunos pueblos del país, yo que nunca había ido en bicicleta mas que a dar una vueltecita por el barrio.
Engañe a tres conocidos para que me acompañaran ese verano en la ruta y les gustó la apuesta, unas semanas mas tarde con pocos trastos y muchas ganas nos dirigíamos montados en un tren borreguero de los de antes , de esos de color verde con asientos corridos de madera, hacia la estación de Miranda de Ebro, población de la provincia de Burgos y cruce de vías muy confluido en esas fechas , las bicicletas en el vagón del correo ,las mochilas encima de las cabezas en los estantes adecuados para ello.
El recorrido se haría largo y nocturno así que por unas pesetas más convencimos al revisor para cambiar a un vagón dormitorio y así llegar mas descansados, junto con la propina una petición,
--Despiérnenos al llegar a Miranda, que somos muy dormilones.
Una vez en tierra con las mochilas atadas al transportín de las bicis el paseo por el pueblo nos llevó al otro lado del río, a una tasca para desayunar a conciencia, no fue espontáneo el recorrido, yo conocía bien la zona, tenia familia allí.
Por supuesto bollos y leche exquisita que por aquellos lares se acostumbra a tomar junto con una tacita de caldo suave, y para los osados unas tapas de oreja de cerdo frita o picadillo choricero.
Enfilamos dirección a Soria que era el lugar de destino , todo el día pedaleando subidas y bajadas puertos y cientos de curvas, calor insoportable y mis piernas que no respondían, también el culo se quejaba,”que sillín mas duro”.
De vez en cuando parada a beber agua y comer alguna fruta recolectada allí mismo en el camino y por la tarde al divisar una alberca al lado de unos manzanos un baño y degustación de manzanitas pequeñas del estilo de las asturianas, pequeñas y dulces.
A media hora escasa de Soria se nos hizo de noche y junto a un restaurante en medio del monte montamos una tienda de campaña dividida en dos, un compañero y yo el doble techo con dos ramas haciendo de mástiles y los otros dos ciclistas la tienda igualmente con dos ramas y 4 clavos al suelo, las bicis en recepción de la zona de baños y ala, a la piscina hasta la hora del cierre, luego un bocadillo y a dormir.
La mañana asomó esplendida para hacer turismo, llegamos a Soria cruzamos el río y primera cerveza junto al embarcadero de recreo asomados a un mirador viendo los chopos las barcas y los reflejos matutinos del río, qué placer, que sosiego.
Después del recorrido por la pequeña ciudad, en aquella época la mas pequeña de España, un buen menú en el centro junto a un gran parque muy alargado y arbolado y a continuar dirección a El Abejar, pueblecito que conduce a unas preciosas lagunas Negras muy en lo alto de los cerros, allí al pie de la carretera un horno artesano volvió a darnos ganilla, y cargados con bolsas de roscas y dulces magdalenas seguimos hacia arriba.
Pero la noche nos alcanzo y retornamos al cruce y en mitad de un parque en el pueblo nos dormimos al raso, calentitos por los efluvios alcohólicos de las múltiples cervezas de la cena.
De madrugada aun, llegamos a Vinuesa, una medio pueblo medio aldea con múltiples premios por su conservación de la arquitectura estilo medieval, con blasones en sus dinteles y vacas pululando por sus calles, carne rica rica, los vinos quizás no tanto.
Junto a las casas en la parte baja se ve un riachuelo y un viejo aserradero, más vacas mordisqueando por los matojos y caballos inmensos, percherones de patas alfombradas de borra, pelo que les da un aire también medieval, y cientos de helechos, tal vez miles y pica pinos y sapos y culebras, junto con los cencerros sonando toda la noche.
Sobrios y descansados con algunas reservas alimenticias y agua para la sed ,emprendimos la subida a las lagunas, varias horas de pedaleo y caminata pues las cuestas son muy pronunciadas nos llevaron al cañón que conduce a la laguna negra mas conocida, de presencia tenebrosa en días nublados por su color ,fría como el hielo bordeada por farallones y pinos solitaria a ciertas horas, zona majestuosa en sus vistas, no nos bañamos nos dio miedo, yo trepé por una pared de rocas gigantes hasta la cima pero cansado no llegue a la laguna superior y bajé con cautela para volver a Vinuesa antes de la noche.
Al siguiente día no muy temprano después del desayuno vuelta al pedaleo , bajamos por la carretera paralelos al embalse “ de la cuerda del pozo” grande y de aguas no muy frías , tiene una zona de baños con poca profundidad lo que hace que sus aguas estén en sus orillas calentitas, se atraviesa por la carretera por un gran puente estrecho pero bonito y después de un buen rato acabamos en un otero ,fuimos a las ruinas de Numancia, vaya desilusión, después de pagar, la visita se componía de unas piedras marcando el perímetro de lo que en tiempos fueron casas , y alguno utensilios y antigüedades, vamos un timo, me figuro que hoy en día estará mejor,,,,o no.
Después de comer la carretera se aceleraba descendiendo buscando tierras mas bajas , una curva y ,,,plafffff, pinchazo de un compañero, le alcanzo y paro para arreglárselo, era un negado para la mecánica, hinchada de ruedas , arranca y se va ,yo salgo y a los 10 metros pincho también, reparo las dos ruedas y voy en persecución de los demás , confiando que hubieran parado más adelante a esperarme,, “ no los volví a ver “ ¡ menos mal que eran amigos , ¿si llegan a ser enemigos?.
La oscuridad de la noche me acechaba y sin población a la vista pare junto a unas casonas frente a una luz de una especie de lugar de ocio, por la mañana descubrí que la luz era el cartel del puticlub de un pueblecito llamado Lubia situado algo mas adelante, negocié con un cabrero y su esposa y conseguí dormir en su corral ,malamente pues el dolor de las piernas sumamente hinchadas del esfuerzo casi no me dejó descansar, y al alba ,al alba, como dice la canción seguí el pedaleo, no recuerdo cuanto tarde pero llegue exhausto y sediento a un cartel que marcaba ,Medinaceli 3 Kl.
A mi derecha un cerro altísimo y asomado a el, el pueblo, una larga carretera bordeaba el otero , yo sin agua decidí subir pero fue andando , ya no tenia animo, casi arriba descubrí que el pueblo nuevo está detrás del monte pero desde abajo y con lo cansado que estaba no me di cuenta, ya arriba se me presento una vista magistral, precioso pueblo antiguo con soportales y plazas magnificas tranquilo incluso con todo el turismo que deambula por allí y unas rosquillas ricas ricas que venden monjitas de clausura, y un buen grupo de mesones que no pude visitar al no quedarme mucho dinero.
Miraba hacia arriba sonriendo desde esa perspectiva ,asombrado de la altura del monte donde se sitúa Medinaceli cuando se me acerco un guardia civil, fue grato conversar con el, era ciclista aficionado y al conocer mi odisea me asesoró del mejor recorrido para bajar dirección Valencia vía Teruel por un atajo, gracias a el me ahorré un día ,seguro, los pueblos se fueron sucediendo y en uno muy bonito ,no recuerdo el nombre en mitad de un parque con niños jugando cerca de sus madres monté el doble techo y a dormir, nadie me dijo nada ni me molesto, la noche fue apacible las farolas me alumbraron y la cena me la regalo casi toda el dueño de una tiendecita de alimentos de enfrente del parque, claro que me tocó contarle mi aventura, yo encima la adorné un tanto más.
Conforme bajaba la carretera dirección Teruel el precio del billete también disminuía pero cada vez me quedaba menos dinero y no me llegaba, paré en unas casas en las que parecía vendían algo, era el superette de la aldea, por un lado papelería, por otro verdulería, a la entrada la tasca y enfrente carnicería, todo en menos de 80 metros cuadrados, oscuro y mugriento sitio ,a mi pregunta de donde estaba el servicio,,,la dueña me comenta, fuera, entra al corral, exactamente eso, el corral era el escusado detrás de una pared un agujero en el suelo, lo peor , el perro ,grande y feo, no me alivié allí , no tuve valor ,el perro ladrador era casi más grande que yo y estaba suelto.
A ultima hora en una pequeña estación de una zona llana y plagada de campos de alfalfa y trigo conseguí pagar el billete de retorno a casa, menuda odisea, solo y cansado, tres días sin dinero casi y sucio como una chatarrero, tremendo viaje para recordar toda mi vida.
Espero os haya gustado.
Fin

GRITA SI PUEDES


 En el borde de la realidad entre la cordura y la locura donde los sueños atacan nuestro subconsciente, en el hábitat de las malignas sombras, allí donde vive la paranoia y se amaga el miedo, en ese lugar remoto de tu mente me escondo yo.

    Mi esencia se alimenta de tus neuras, mi elixir vital se recicla con tu terror, existo para  apoderarme de tu mente y tu cuerpo y disfruto con tus lágrimas de agonía.

    Cuando esta noche el esqueleto que te sustenta descanse en su cama rondaré las neuronas semidormidas de tu cerebro y las espantaré.

    Tomaré el  dominio de tu respiración y de tu pulso, subiré la cadencia de los latidos de tu corazón y erizare tu vello, mis aterradoras sombras asaltaran tus sueños que tornaré e pesadillas y aun con tu mente dormida te haré sentir el congojo mas profundo.

    Malignos seres rodearán tus ideas, ríos de bilis desfilaran por tu garganta, y fuegos fríos escaldaran tus carnes, tu garganta agarrotada querrá gritar mas no podrás, quizás intentes despertar pero no te dejaré, te asustare hasta el alba y entonces con las primeras luces me iré para retornar cuando menos me esperes.

Felices sueños.

LAS MONTAÑAS DE ESCOCIA


 Seis jornadas caminando, sorteando peñascos y riachuelos, seis pesados días acarreando víveres necesarios en estos lares, cansancio sudor y llagas en los pies, frió intenso sin llegar a episodios de congelación, y arduo trabajo a la hora de transportar los petates llenos de tocino carnes secas harina y sal mas otros elementos de subsistencia.

Detrás quedaron los altos bosques, abajo el fértil valle, y por encima de sus cabezas las altas cumbres donde refugiadas sus familias, malviven con lo poco que produce la zona.
Tras pasar un pequeño otero al fondo del pequeño cañón se divisa el humo espeso que adormilado por el ambiente se niega a subir de altura y rodea las chozas de barro y piedra, infraviviendas que portan como si fuera un sombrero los techos de carrizo seco aun del año anterior.

La sonrisa asoma en sus rostros ,el cansancio recobra alguna fuerza y los tres hombres aceleran el paso, al rato un silbido del mas joven advierte a los vigilantes de su llegada, y en escaso lapso de tiempo el jolgorio de los niños se acerca hacia ellos saliéndoles al paso, huele a guiso y a té ,a ropa lavada , y a humo de leña seca, el decano del grupo afloja su carga y sin pensarlo introduce medio cuerpo en la improvisada alberca ,una modesta construcción de barro y piedras que recoge el agua de algún manantial lejano nacido de las nieves eternas de las cimas.

Como buenas esposas las tres mujeres corren afanosas para ayudar a sus maridos y cada una a su manera les reciben , la de mediana edad reposa un beso en la frente de su compañero y le acaricia la cara , la mas joven salta a los brazos del fornido guerrero y lo acribilla a besos y abrazos y la mas adulta después de un escueto ósculo en los labios coge el petate y se aleja seguida por su pareja, no hay comentarios se dejan para mas tarde cuando las luces se pongan , cuando el lecho y la intimidad les den cobijo.

En los llanos ya no hay guerras, en los valles la vida recobra su monótona existencia y en las faldas de las montañas solo ligeras escaramuzas enturbian la tranquilidad, más que por batallar con el opresor para luchar por algo de alimento, solo en las altas peñas queda algún reducto de libertarios guerrilleros, idealistas y fuertes, dispersos pero muy unidos por su causa.
El ulular de un búho anuncia lo tarde de la hora, las brumas abrazan la garganta del cañón y el manto oscuro de la noche cae irremediablemente sobre el poblado, los perros se esconden las gallinas corren a sus ponederos y el ganado se aprieta contra algún rincón temeroso de las alimañas, solo algún taciturno ebrio vaga por los embarrados callejones haciéndose el remolón para no irse a dormir, y en las chozas silencio y calma.
Sobre la cama dos jóvenes se aman muy en silencio solo dejando algún leve gemido de cuando en cuando, sus miradas fijas el uno en el otro sus cuerpos abrazados y la libido muy encendida, los besos las caricias y el vaivén de la tarea, dura hasta altas horas, después se duermen esperando otro duro día.

En otros hogares las luces se van apagando poco a poco unas por aquí otras por allá, también algunos se aman, otros charlan y los demás tan solo se duermen.

El alo de luz de la luna vela la aldea, el cañón los protege y las montañas les alejan de sus enemigos,un viento suave se lleva las brumas y trae mas frió, nubes lejanas llegaran, quizás más tarde y dejaran lluvia, el ganado se agita, ha oído algún lobo aullar allá en lo alto en las cumbres, donde duermen los gavilanes y las águilas, donde habitan el zorro y los jabatos, en el techo de su mundo.

En las sagradas montañas de Escocia.

EL TÍO PACO





Un pedacito de algodón cruzaba el manto añil del cielo y las gaviotas agrupadas en escuadra aviadora enfilaban rumbo al litoral, arrancaba el 24 de Junio de un predecible verano tórrido.
Empezado ya el solsticio y acabados los largos días, que lentamente sin prisas ni pausas, progresivamente menguarían, hasta Diciembre.
Pronto será mi cumpleaños, pensaba el anciano marinero, antes cuando la familia aun vivía me brindaban algún presente o repartían las porciones de la tarta de turno comprada para estos días, ya no lo festejo, para qué ese alboroto innecesario, estoy solo y hace años que no me acuerdo ni de mi cumpleaños, por cierto no sé si son 77 o 78, que mas da año mas o menos y a quien le puede importar, a mi desde luego me la trae al pairo.

Amarraba la caja de aparejos bien prieta sobre la enea de la sillita preparada para la pesca al corcho, en un lado contra el respaldo el salabre y la caña también amarrados y encima de los aparejos el pozal, después lleno de agua cogida de la riba del puerto ejercería de contrapeso para que la larga caña no venciera la silla y todo el conjunto sobre un bastidor de carrito de la compra para así hacer mas fácil el transporte.
El autobús le dejaba cerca pero no le quitaba un rato de caminata, le venia bien andar ,las piernas cada vez le pesaban mas y ese paseo le activaba la circulación, al llegar a la espalda de la lonja efectuaba su rito, primero la silla a dos palmos exactos del borde del muelle, después sacar agua con el pozal y atarlo detrás bien tenso, a la derecha la caja de aparejos, a su espalda tumbado en el suelo el salabre y a su izquierda la bolsa del cebo, para acabar el trapo atado junto al tascón de la caña.
Y ahora un cigarrito para empezar la pesca.
Allí en el puerto pasó su vida, estibador de oficio y marinero de vocación.

Como todo buen pescador el tío Paco era exagerado con el tamaño de sus capturas, sibarita en la elección de los utensilios de pesca y soñador con esa gran pieza que seria la envidia de los otros pescadores, ese día el cebo decididamente seria chipirón, para las fechas que estaba los dorados, jureles, palometas y agujas entraban en grandes bancos a la hora de la retirada de las barcas pesqueras, buscaban los restos arrojados al agua, hoy seria un buen día de pesca aventuraba el anciano.
Las manos temblonas se afanaban en sujetar la carnada al anzuelo, la profundidad de la cala 4 brazas y media, el corcho grande y rojo con su pluma nueva y un plomo de 25 gramos para mantener el nivel justo de flotación, balanceó la caña y dejó suavemente entrar en el agua el sedal con todo el aparejo, apoyó el tascón en la silla y a esperar la picada.

Francisco vivía solo , no tenia familia cercana ni lejana, les había sobrevivido a todos y su existencia aunque cómoda era solitaria ,solamente una muchacha de ojos algo rasgados y tez morena le visitaba una vez a la semana, limpiaba y después de cobrar se retiraba seguramente a otros casas que adecentar ,la comida unos días la guisaba él y otros la compraba a ultima hora en la casa de comidas del barrio , muy barata ,y algunas veces se metía entre pecho y espalda un buen menú del día en el bar de unos conocidos, ¿y las cenas? hay las cenas.... la edad le obligaba a hacerlas muy frugales, comería mas pero luego lo pagaría con una mala noche.
Muchas mañanas al amanecer se acercaba a una marina cercana para reparar algún barquito de amigos, un nudo en una soga por aquí un cabo atadero de noray por allá, enseñaba a los niños los nudos ballestrinques y As de guía ,un nudo de palangre y uno de margarita y hablaba de vientos de mareas y temporales.

El corcho rojo con larga plumilla giraba sobre su eje , la morralla lo estaba mordisqueando el tío Paco era paciente esperaría a que se hundiera lo necesario, no mucho para pillar desprevenida a la presa ,en ese momento una minúscula hundida preconizó la picada, poco a poco el corcho se fue hacia el fondo y en el momento justo el abuelo tiro de la caña, el pez había mordido el anzuelo y enganchado comenzó a tirar, derecha e izquierda con mucha fuerza ,el sabia que la pesa era grande y estiró al máximo el salabre ,cuando cansó la pieza la mantuvo en el borde del agua y con la otra mano en el salabre lo pasó por debajo.

No pesaría menos de 3 kls ,una dorada brillante bien pillada del morro que acabaría en el restaurante de sus conocidos ,cambiada por unos billetes, feliz por la gran captura recogió los bártulos y volvió a casa despacio paso a paso hasta el autobús, era la ultima pesquera y se dio bien, ya no volverían sus cañas a asomarse a la riba ni los paseos hasta la lonja cargado con el carrito ni las tardes de charla con otros pescadores, y es que la vida tiene momentos para todo y ahora le tocaba cambiar su monotonía por fuerza, la edad.

Los años no perdonan y el lo sabia por lo que había demandado plaza en una residencia, ya se la concedieron una semana antes aunque se hacia el remolón pues estaba situada en el interior, en el secano como le llamaba él, muy lejos del mar que era su vida.
A partir de ese día se le pedió la pista y tres meses mas tarde llego la noticia, El tío Paco falleció casi olvidado por todos, solo y afligido, hay quien me dijo que fue el Alzheimer otros aseguran que una enfermedad de marineros pillada en algún lupanar de un puerto ya hace muchos años, en el parte insinuaban una neumonía, quien sabe, yo creo que nada de eso lo mató, fue el estar lejos del mar, al quitárselo también se le quitaron la vida.
Le conocía muy bien, le tenia mucho aprecio, hay días que andando por la orilla de la playa al mirar las barcas al fondo en el horizonte, allí donde se desvanece junto al cielo, paseando junto al mar me acuerdo de él.

viernes, 21 de octubre de 2011

La vieja ciudad.




   La luz de una farola refleja la sombra de una silueta que bambolea de un lado a otro con pesado caminar, su dueño un corpulento y maduro deportista venido a menos aspira de una torcida colilla de tabaco liado a mano , está cansado de su tarea ,los años han dejado una huella en forma de reuma en su esqueleto.

   Se levanta el cuello de su gabardina oscura y raída, el frió comienza ha llegar a la vieja ciudad, sabe que tiene enemigos pero no le importa, se considera una especie de súper-héroe como los de los comics, luchando siempre por limpiar la inmundicia de las calles, unos pasos le alertan, entre las sombras ve acercarse un grupo de enturbiadores, sabe que complicaran su misión en las calles pero hoy no tiene ganas de bronca, se acurruca en un portal y los deja pasar.

   Grandes ratas se pasean por el fondo del callejón y conforme se acerca el tufillo se apodera del ambiente, una pasa cerca de el y sale despedida por los aires de una patada, la da con rabia pues no se ha quedado a gusto con los despiadados de antes al dejarlos campar a sus anchas.

   Sus 90 kilos de peso no le facilitan ya su trabajo, hace años su corpulenta esbeltez jugaba a su favor, al ser algo pendenciero, Boro como buen héroe vengador había participado en muchas peleas de las que guarda cicatrices de navajazos y callos en los huesos rotos, unas veces defendiendo a alguna putilla de su chulo, otras librando a algún vecino del drogado atracador nocturno.

   El deambular nocturno mucho alcohol y alguna que otra paliza han afectado a su mente, en su delirio ve sombras que le hostigan, le acechan, le observan, siente presencias que le inquieren, sonidos inquietantes, susurros agónicos, tal vez los forma su mente, quizás el sabe en lo más profundo de su subconsciente que son alucinaciones, apura la colilla y prosigue por otra calle también oscura y mugrienta.
 Ciudad vieja, ciudad oscura y siniestra con sus rincones llenos de intrigas, de amor, de conflictos, con heridas profundas en sus gentes, lugar que guarda en los intersticios de su submundo penas y alegrías y en sus grietas sonrisas y lloros, hedor de vicio en las alcantarillas de los burdeles y aromas de felicidad en algunas alcobas, y allí en medio pateando sus avenidas aceras y callejones la vieja gloria, el súper héroe caduco , sigue su cansino deambular abrazado a sus paranoias a sus colillas y a su mísera vida.

   Esta zona es la Disneylandia nocturna de los mangis, el paraíso de los alcohólicos, la Holanda de los drogadictos, ahora se oye sonido de sirenas, carreras y pisotones, una redada entre la calle alta y la baja, policías de paisano aglutinando las gentes de los lupanares, drogas arrojadas a los imbornales, gritos, sobornos y alguna paliza, y al rato otra vez el silencio las sombras y la soledad.

   Solo quince minutos le restan para concluir y volver a casa ,hoy ha sido una noche relativamente tranquila, sin broncas sin peleas, aunque al fondo de su ultima calle los desaprensivos husmean en los contenedores , desparraman bolsas de desperdicios por doquier buscando basurillas que vender en los rastrillos ilegales de los barrios profundos, Boro coge sus armas y se encamina hacia ellos empujando el oxidado carrito, cuando llega ya se han ido y el saca la escoba y el recogedor y adecenta el contorno, luego llegada la hora acaba y se va a casa.

   Piensa en la jubilación, como funcionario de la recogida de residuos su paga no será alta pero si digna, el amanecer le persigue y mientras,  fumando otra colilla desaparece tras girar la esquina del mugriento callejón en la vieja ciudad.



   Hoy he tomado un turno diferente, necesito urgentemente verla, ella es mi mejor medicina pues cuando la observo las sombras de mi cerebro se amansan y mi desmedida agresividad duerme el sueño de los soldados que aunque agitado intentando estar de vigilia me deja descansar y dulcifica algo mi agrio carácter.
   Son las 8.30 de la mañana de un Lunes, un día normal con su acostumbrado bullicio de gentes ojerosas que se apresuran por subir a  autobuses y  taxis, con personas solitarias que pasean portando el periódico bajo el brazo, con madres y padres que acercan a sus vástagos a las escuelas y por supuesto con sus humos ruidos y tensiones, decididamente como intuí antes, un día normal.
   Una mujer madura aunque no tanto corretea con pasos cortitos para cruzar la calle, mientras se sujeta con una mano el gorrito de lana estilo parisino, la falda estrecha y corta hasta media rodilla no le deja ir mas deprisa ayudada de los zapatos mas bien botines imitación a unos Manolos que con su largo tacón ofrecen un hándicap a su acelerado trote.

   Peina una melena que cubre sus hombros varios centímetros y la rodea una bufanda que mas bien podría decirse que es un foulard estilo Hermés que caído por detrás uno de sus extremos dan a la esbelta figura de la mujer un aire juvenil, también cae un trocito del pañuelo por delante y descansa entre sus pechos que bien contorneados por el suéter de punto muy apretado, aun mejoran más su madura belleza, pero la escala de grises de todo el conjunto denota la tristeza de su dueña.
   
   Tras una marquesina de una parada de autobús una figura la acecha, la persigue con la mirada y sigue sus pasos, Eva divisa al fondo del callejón la entrada trasera del centro comercial donde trabaja y mira la hora por si llega tarde y al levantar la vista un escalofrío la recorre, dos muchachos de cabeza muy rapada y cazadoras Bomber le impiden el paso, asustada por la corpulencia de los merodeadores ladea su caminar pero se ve acorralada entre ellos y la pared, sitúa las palmas de sus manos contra los ladrillos deslucidos del muro y cierra los ojos mientras uno de ellos la coge con una mano por un lateral de su cara, el otro rapado juega con una navaja y le da vueltas sonriendo exageradamente, los dos atracadores parecen disfrutar del momento y absortos en su abuso no ven llegar una figura oscura por detrás.

-¿Que pasa aquí?
Girándose los pelaos al ver al maduro hombretón se sonríen y uno de ellos comenta
-”Mira mataremos dos pájaros de un tiro”
Boro les vuelve a preguntar, ¿tenéis algún problema chavales? , no me gustaría tener que haceros daño.
-“Tu y cuantos más Abuelo” comenta el más atrevido mientras intenta pegar un empujón a la cabeza de Boro.

   Eva intenta gritar pero no sale casi sonido de su garganta y en ese mismo momento una mano abierta grande pesada y callosa impacta contra la cara del mas cercano a ella y al otro joven un puñetazo en el estomago lo deja sin aire tirado en el suelo, el primer joven intenta lanzar un puñetazo al costado del abuelo pero otra vez una gran mano sostiene el puñetazo fallido y agarrando el brazo con una fuerte sacudida se lo parte y deja al gamberro tirado también en el suelo.
   Eva siente que se desmaya y antes de desmoronarse es recogida por Boro, unos minutos después en el centro comercial la despierta un compañero y acosada a preguntas se levanta y se esconde en uno de los aseos, nota un olor peculiar y se percata de que lleva una amplia chaqueta de hombre por encima de los hombros, recuerda entonces la odisea pasada hace algunos minutos y sale para agradecer a su defensor más después de muchas preguntas no encuentra rastro de él.

Es Martes, comienza la jornada y el maduro héroe camina ligero empujando su carrito, una sonrisa amplia inunda su cara, tiene esperanza, intuye la llegada de un nuevo tiempo en su vida,
un nombre retumba en su mente “Eva” ” Eva”, coge su escoba y el recogedor y mientras apura una colilla enfila un callejón de la vieja ciudad.

La habitación oscura y lúgubre acorde con el tufo a cerrado y escasez de limpieza, alberga los restos de lo que en algún tiempo fueron muebles, la cama coja y destartalada incita casi a salir corriendo y las telarañas de los rincones del techo tampoco ayudan mucho, un espanto de hombre permanece sentado al borde del catre estira los brazos mientras bosteza y enciende un cigarrillo medio usado antes de empezar el día.

Ojeras negras bajo los ojos, los labios pegados con restos de baba, la barba de 3  días y coronando su cabeza unas greñas despeinadas arremolinadas alrededor del redondo y pelado cogote.
         Hace de percha su huesudo cuerpo para un vetusto pijama de dos piezas, la superior roída y ajada en cuello y puños desentona con alevosía con los pantalones de franela, gastados en la entrepierna y descoloridos a rodales por un error al lavarlos con lejía.

Sus pies calzan unas pantuflas de mercadillo rotas con algún dedo asomado en la parte delantera, de complemento un pañuelo mohoso arrugado y tieso se descuelga de un bolsillo rasgado del pantalón.
         4 días tumbado en la cama con descansos para evacuar alguna meadilla o algo más consistente y algún rato para picar restos de comida aburridos en el refrigerador, los mocos colgando de su nariz confirman el tremendo resfriado y los escalofríos avisan de la fiebre que ya desde el primer día le aturdía cuerpo y mente.

Mirándose en el espejo del aseo mientras frota una mano por su barba y estira del bajo del calzoncillo con la otra para sacarlo de los mofletes del culo se encuentra Blas, cuarentón, soltero y solitario, abusador del tabaco, cervecero profundo, y guarrillo convencido cosa que revelaba la casa al mirar en cualquier dirección,
¿Algo bueno? ………Si, estudioso aventajado por su impresionante memoria y lógica, pero ya cansado de tantos años de estudios.
No tengo ganas de ir al instituto, ninguna gana, ese era el comentario todo el rato en su cabeza.

         Un mensaje de su madre a través del teléfono le recordaba que era época de exámenes así que armándose de valor decidió acudir al instituto.

Mientras estiraba de un suéter de debajo de un montón de ropa sucia con los pies retiraba restos de una pizza revenida semi-envuelta en papel de aluminio ,comprobó junto a otras piezas de ropa que estaba en mejores condiciones y se lo puso, a su vez eligió un pantalón renegrido de roña y planchado por la presión del colchón de su cama y también se lo vistió, encontrar calcetines parejos fue tarea mas ardua y después de insistir se calzo uno de cada,  para acabar se calzo también  los mocasines marrones igualmente de mercadillo .
      
        Al bajar del autobús se dirigió al horno del mercado municipal y se aprovisionó de rosquilletas y una botellita de agua y se apresuro para no hacer tarde.
        La sirena   del instituto    avisaba del comienzo de la  jornada escolar ,la gente   corría al interior de las   clases y él con  varias   zancadas   rápidas   se  plantó   delante de  la puerta del   aula, cogió aire y accedió al interior ,se hizo un gran   silencio   todos le  miraron y   casi   al   unísono         se escucho una frase:

-¡Buenos días profesor Blas.!


El edificio ruinoso y sucio desentona con las construcciones de su alrededor, de hecho los pocos vecinos que quedan, ya recibieron hace tiempo la orden de desahucio, en el zaguán solo quedan 3 buzones, dos sin nombre solo el numero y el tercero escrito con rotulador sobre cinta adhesiva se puede leer < SALVADOR BLAS ESPADA>.
   Desde hace más de 30 años vive allí, ahora mientras sube las desgastadas escaleras, Boro recuerda el día que comenzó su derrumbe físico y moral.


   Entre los alumnos, en medio del aula le esperaba también el director del instituto el cual cogiendo por encima del hombro al desaliñado profesor, y pidiendo disculpas a los alumnos se lo llevo aparte para darle una mala noticia.
   Blas sabía ya desde algún tiempo que este día llegaría, la falta de asistencia a las clases de gimnasia que él impartía, las quejas de otros profesores y de algunos padres de alumnos más la desastrosa presencia física que últimamente presentaba, hacían presagiar un despido inminente.

   El director , amigo de él, ya le había advertido en varias ocasiones, desde hacia 6 meses llevaba toreando a la junta del instituto pero la ultima reunión sentenció la decisión, todos los asistentes tuvieron en cuenta las causas del abandono que presentaba Blas, todos sabían que desde la fatal muerte a manos de un atracador de la mujer del profesor Blas , su conducta presentaba algunos problemas pero él nunca asistió al psicólogo que le recomendaron ni hizo caso de las recomendaciones de amigos y compañeros, simplemente se derrumbó y decidió mortificarse hasta acabar siendo un despojo de persona.

   Blas dentro de su cabeza solo tenia la  fija idea de que todo pasó  por su culpa, empeñado en ayudar a los menos dotados para el deporte ,  se quedaba hasta muy tarde preparando tablas de gimnasia o consolando a algún alumno preocupado por el ultimo suspenso, en ese día fatídico, llego tarde para recoger a su mujer a la salida del trabajo y ella viendo la tardanza decidió coger el autobús, mala suerte pues se topo con un “pirao” que le desvencijo tres navajazos de muerte solo para llevarse la poca bisutería que llevaba encima.
   Desde entonces la vida del profesor se tornó en un cúmulo de despropósitos, alcohol, peleas callejeras suciedad y abatimiento hasta que un día después de permanecer ingresado en un hospital por delírium tremens y ayudado por su madre se decidió a encaminar algo su mísera existencia y comenzó una cura de desintoxicación y algunos meses más tarde volvió al mundo laboral como empleado en la recogida de basuras.
   
   Semanas más tarde en otra parte de la ciudad, Eva recuperada ya del susto sufrido en el atraco, leía y releía un sobre con el nombre y la dirección de la persona que la había rescatado de los pelaos, o al menos eso creía ella pues el sobre estaba en uno de los bolsillos de la chaqueta que le había dejado, pensaba en él día y noche, no consiguió fijarse bien pero en su mente permanecía la figura de un hombretón de rasgos duros aunque a ella le pareció más bien un ser dulce y atormentado.
   Un fin de semana se decidió y pidió un taxi para que la llevara a esa dirección, en medio de un barrio bastante nuevo un edificio viejo tenía el número del portal que ella buscaba, intrigada subió las escaleras y llamo a la puerta.

   Momentos más tarde Boro asomaba despeinado y con la cara hinchada por las muchas horas tumbado en la cama, al fijarse en Eva se quedó inmóvil y tartamudeando la invito a pasar a lo que ella sin decir palabra asintió.
   Una vez sentados uno frente a otro a los lados de una pequeña mesa de comedor, permanecieron unos minutos mirándose sin decir nada, Eva nerviosa exclamó:
-Perdone pero no me decidía a venir, solo quiero darle las gracias y devolverle la chaqueta.
-Por favor tutéame, llámame Boro así me conocen mis amigos.
-Te puedo hacer una pregunta….. Das la impresión de ser más mayor de lo que en realidad eres, ¿tengo razón?

   El maduro héroe luchaba por mantenerse sereno, alguna lagrima se empeñaba en brotar por sus ojos” Dios mío, como me recuerda a mi mujer, pensaba”

Restregándose una uno de sus ojos con la  mano   le contestó.- voy ha cumplir   La cena fue amena, se contaron retazos de su vida, rieron y degustaron algunas copas de vino, de camino a casa de la joven junto a un portal acurrucados desataron su pasión y disfrutaron de besos y caricias, ya tarde mientras se despedían el enamorado héroe notó algo raro, sintió una punzada en un costado, comenzó a oír pitidos y voces, él los sentía muy cerca, miró a Eva y la vio desvanecerse.
   En la camilla del hospital el cuerpo de un hombretón daba los últimos alientos de vida, la maquina que controlaba el pulso comenzó a pitar y todo se torno en voces y prisas, tras unas convulsiones su corazón se paró.
Una voz comentó: hora del fallecimiento <las 10.30>.

   Entre sueños dulces, Boro, acabó su mísera vida, rozo la alegría, sintió los aromas del amor, ese día fatídico mientras defendía a una muchacha de dos agresores, recibió una mortal puñalada en un costado que le hizo desangrarse, y entre delirios expiró.
   En su ultimo aliento soñó que Eva lo buscaba en la puerta de su trabajo “que guapa estaba incluso con la gran chaqueta que el le había dejado” y también sonrió cuando soñó que ella descubría el sobre con su dirección y cuando el delirio le hizo verla delante de la puerta de su casa se sintió rejuvenecer y disfrutó de la cena con ella aunque fuera solo una invención de su mente y se sintió triste cuando al mirarla el ultimo estertor desvaneció su imagen.


Dos días mas tarde en el pequeño cementerio del barrio se oficiaba el sepelio, asistió el encargado y varios compañeros del trabajo también se arremolinaron cerca del lugar del entierro algunos amigos de copas del fallecido y en primera línea la madre y a su lado la triste Eva.
   Realmente no fue un evento muy concurrido y tampoco el día acompañó, amaneció gris y lluvioso, algunas personas pasaron a dar el pésame a la madre del difunto y en poco rato la zona quedó desierta, solo una madura muchacha permaneció junto a la losa, con unas lagrimas en los ojos lentamente también se marcho.

Sobre la losa de Salvador Blas Espada quedaron dos rosas en recuerdo del amor que pudo haber sido …… y no fue.


UN LIBRO MI PERRO Y YO

23 de noviembre de 2015 A rrancan ya los días fríos, el crepúsculo es cada vez mas temprano y mis cuartos traseros ren...