jueves, 7 de junio de 2012

Buenas tierras y buenas gentes.Entre LA BASTIDA y LERMA

Soy de ciudad, no tengo pueblo, de crío envidiaba a los demás mocosos pues contaban aventuras sitios y sensaciones en las que yo ciudadano cosmopolita no podía competir.
Mi corazón, está dividido entre dos lugares mágicos, dos pueblecitos totalmente diferentes, los dos del norte de España, fríos por su clima, de gentes amables con buen vino y yantar, con preciosos lugares para recorrer y amenas historias para narrar.
El primero el lugar de nacimiento de mi padre , La Bastida, cuna de grandes vinos ,situado en la Rioja Alavesa, rodeado de extensiones llenas de viñas y árboles frutales donde el Ebro moja sus tierras.
Es un sitio pequeño ,antiguo y poco poblado , cabalga al lomo de un cerro también pequeño al que rozaba hace años la carretera general hoy en día sigue estando pero solo se utiliza para comunicar los pueblos cercanos Haro, Cenicero ,La Guardia y Briñas también llamada el portal de la Rioja, sus calles vetustas y señoriales albergan casas de antiguos señores, portan en sus fachadas encima del zaguán de entrada los blasones ,nobles marcas de señorío quizás ostentosas pero era lo que se estilaba hace siglos y quedan como recuerdo de aquellos buenos tiempos.
Muchas calles siguen estando empedradas con guijarros y todas como embrujadas se dirigen con pesada inclinación hacia el centro del pueblo, una plaza mediana en su tamaño alberga la iglesia, tiene gran porte y altura y se enfrenta al Ayuntamiento edificio igualmente señorial, y allí continúan mas empinadas aun las calles en dirección a una especie de iglesia o santuario situado en lo mas alto del cerro “ El Cristo” que es como allí se conoce.
Hoy la zona absorbida por gentes Bilbaínas, muestra en las esquinas los nombres de las calles en las dos lenguas Euskera y Español, cosa nueva pues su población fue eminentemente castellana en su habla, también los mesones y restaurantes abarrotan los alrededores, se comen buenas carnes y mejores vinos, los mas pudientes en su mayoría Vizcaínos hacen de comensales los días de fiesta, se ha puesto de moda y está perdiendo su encanto.
Muy en lo alto en una calle que se asoma a un pequeño acantilado se vislumbra lo poco que resta de la casa de mi padre, aun en pie los muros de la planta baja y no todos, fabricados con grandes bloques de piedra de sillería, y debajo tapados con restos la bodega y por debajo la cueva, no se si estará accesible o echada a perder.
A grandes rasgos este es uno de los pueblecitos que me atraen y el otro es ,como no,
La villa de Lerma, zona mas grande que la anterior, Burgalesa, amable en sus gentes orgullosa de su Historia, paladina de los asados de innumerables Lechazos al estilo castellano en horno de adobe, también de buenos vinos setas y cangrejos de río.
Allí vivió el Duque de Lerma, Valido del Rey Felipe III, allí queda aun su palacio hoy reformado en parador, asomado a su gran plaza, esplendida en tamaño, empedrada con soportales a sus lados y presencia medieval.
Igualmente se encarama a un monte el pueblo y se asoma desde lo alto al río Arlanza, necesariamente sus calles empedradas y empinadas hacen sufrir al turista que no a sus vecinos ya acostumbrados, tiene plazoletas pequeñas y cucas pon parterre y casas hechas de madera y adobe, conventos donde se venden rosquillas a través de un torno pues son de clausura y una colegiata sublime “la de San Pedro” con un retablo dorado y vistoso y en su centro un órgano de aire muy antiguo.
Y mas plazas y calles y subterráneos bajo sus casas y ferias y nieves y fríos, romántica Villa para pasar unos días en pareja.
Seguro que me dejo muchas cosas por contar de estas dos maravillas, claro que las sensaciones nunca son fáciles de expresar, espero no haber aburrido, pero cuando no se puede viajar con el cuerpo se puede viajar con la mente…..

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