viernes, 1 de julio de 2011

Patología de Blas

Las  fotos que dejo son mías,San Juan 2011



La habitación oscura y lúgubre acorde con el tufo a cerrado y escasez de limpieza, alberga los restos de lo que en algún tiempo fueron muebles, la cama coja y destartalada incita casi a salir corriendo y las telarañas de los rincones del techo tampoco ayudan mucho, un espanto de hombre permanece sentado al borde del catre estira los brazos mientras bosteza y enciende un cigarrillo medio usado antes de empezar el día.

Ojeras negras bajo los ojos, los labios pegados con restos de baba, la barba de 3  días y coronando su cabeza unas greñas despeinadas arremolinadas alrededor del redondo y pelado cogote.
         Hace de percha su huesudo cuerpo para un vetusto pijama de dos piezas, la superior roída y ajada en cuello y puños desentona con alevosía con los pantalones de franela, gastados en la entrepierna y descoloridos a rodales por un error al lavarlos con lejía.

Sus pies calzan unas pantuflas de mercadillo rotas con algún dedo asomado en la parte delantera, de complemento un pañuelo mohoso arrugado y tieso se descuelga de un bolsillo rasgado del pantalón.
         4 días tumbado en la cama con descansos para evacuar alguna meadilla o algo más consistente y algún rato para picar restos de comida aburridos en el refrigerador, los mocos colgando de su nariz confirman el tremendo resfriado y los escalofríos avisan de la fiebre que ya desde el primer día le aturdía cuerpo y mente.

Mirándose en el espejo del aseo mientras frota una mano por su barba y estira del bajo del calzoncillo con la otra para sacarlo de los mofletes del culo se encuentra Blas, cuarentón, soltero y solitario, abusador del tabaco, cervecero profundo, y guarrillo convencido cosa que revelaba la casa al mirar en cualquier dirección,
¿Algo bueno? ………Si, estudioso aventajado por su impresionante memoria y lógica, pero ya cansado de tantos años de estudios.
No tengo ganas de ir al instituto, ninguna gana, ese era el comentario todo el rato en su cabeza.

         Un mensaje de su madre a través del teléfono le recordaba que era época de exámenes así que armándose de valor decidió acudir al instituto.

Mientras estiraba de un suéter de debajo de un montón de ropa sucia con los pies retiraba restos de una pizza revenida semi-envuelta en papel de aluminio ,comprobó junto a otras piezas de ropa que estaba en mejores condiciones y se lo puso, a su vez eligió un pantalón renegrido de roña y planchado por la presión del colchón de su cama y también se lo vistió, encontrar calcetines parejos fue tarea mas ardua y después de insistir se calzo uno de cada,  para acabar se calzo también  los mocasines marrones igualmente de mercadillo .
      
        Al bajar del autobús se dirigió al horno del mercado municipal y se aprovisionó de rosquilletas y una botellita de agua y se apresuro para no hacer tarde.
        La sirena   del instituto    avisaba del comienzo de la  jornada escolar ,la gente   corría al interior de las   clases y él con  varias   zancadas   rápidas   se  plantó   delante de  la puerta del   aula, cogió aire y accedió al interior ,se hizo un gran   silencio   todos le  miraron y   casi   al   unísono         se escucho una frase:

-¡Buenos días profesor Blas.!

Fin.

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