jueves, 31 de mayo de 2012

Viajar en 600, como hemos cambiado.



Viajar en 600, como hemos cambiado.


Despuntaban los años 70, el petróleo todavía era relativamente económico, los automóviles no habían empezado a modernizarse aun y las carreteras se presentaban mejor para carros que para coches.
Rondaría yo para entonces 10 o 12 años y una mañana al levantarme mi madre antes de amanecer descubrí todo el pasillo lleno de maletas atillos y bolsas varias, nos íbamos de viaje, destino –Burgos-
Que alegría, iba a ver familiares lejanos en la distancia y cercanos en el corazón.
La alegría duró poco pues tuve que bajar al coche un montón de bártulos y ayudar a mi padre a incustrarlos dentro y fuera de él, el pequeño utilitario, un bonito seiscientos con mas de 20 años de fatigas, comprado en numerosos plazos y de segunda mano, mi padre decía que se podía forrar con las letras bancarias que había tenido que firmar.
Los ocupantes, no pocos, discutíamos el orden de situarse dentro para ir cómodos, (es un decir)
Mi padre y mi madre por supuesto delante, mi padre el chofer de la familia en su asiento y en el del ocupante mi madre que no podía ir detrás pues se mareaba mucho, tanto que siempre llevaba un cubito a los pies para los ratos peores, detrás mis dos abuelos maternos mi hermana pequeña y yo, el éxtasis de la comodidad.
La ruta decidida por mi padre salía de casa en dirección a Barcelona y a los 25 Km. nos desviaríamos por la variante de Teruel destino Soria para continuar desde allí hacia la carretera Madrid Burgos.
Ahora la mayoría de carreteras son auto-vías o por lo menos tienen anchura y pintura en los márgenes, en aquellos años lo único que tenían eran baches y socavones y los conductores muuuuchisima paciencia, por supuesto la primera parada la gasolinera, la del barrio de san José que aun sigue en funcionamiento, mientras mi padre llenaba el deposito situado delante en el maletero minúsculo ,yo me quedaba alucinado viendo las burbujas de un pequeño recipiente situado en la parte lateral superior del surtidor de cristal transparente con una bola dentro, entonces era mucho dinero llenar el deposito, hoy un paquete de tabaco es mas caro, claro que no es comprable.
Hasta llegar al desvío dirección Teruel la carretera transitaba a través de innumerables pueblecitos pegados a la costa con transito lento y rodeada de naranjos, recuerdo un cartel adosado a una casa antigua pegada la carretera en la que se leía y aun se lee, -NITRATOS DE CHILE-
Después de pasar por todos los demás pueblecitos de la variante hacia Teruel comenzaba a despejarse la carretera pero alguna hora mas tarde nos acercamos al temido Ragudo, con sus curvas y sus cuestas y las vomitonas de mi madre, paraditas esporádicas, algún tente en pie de pan con aceite pimentón y sal y la bota de vino de mi abuelo que algún chorrillo me dejaba catar.
Hoy en día es la auto-vía Mudejar y ya no tiene el encanto de entonces.
A la altura de Calatayud mas menos otro desvío para tomar dirección a Soria, hacia esas horas ya habíamos comido y la cena seria por las afueras de Soria capital, por supuesto dormimos a la intemperie en un descampado, menos mal que al ser verano la temperatura nos acompañó.
Al día siguiente después de desayunar continuamos la marcha y en cuanto despuntó el sol el 600 comenzó a calentarse y tirar vapor por las rejillas traseras, los demás conductores al adelantarnos nos hacían señas pero mi padre se reía , como buen tornero había copiado el sistema de refrigeración moderna de los coches y le había acoplado una botella de expansión al radiador , aunque no era suficiente y a los pocos Km. el coche se quedó sin agua en el radiador y con un calentón impresionante que paró el motor.
Después de una aventura corriendo delante de algún perro para coger agua de una fuente privada y de empujar entre todos el coche para des-agarrotarlo, seguimos la odisea, el coche respondía pero con poca fuerza y en algún alto no podía pasar de primera, pero en las bajadas se compensaba algo.
Por la tarde llegamos al destino, cansados sudados y agarrotados de tantas horas en el minúsculo utilitario, los familiares nos esperaban, los vecinos del lugar miraban el coche y la matricula mas los que íbamos dentro y se echaban las manos a la cabeza, fue divertido .


Que diferentes son ahora, las carreteras los coches y las personas, pero sobre todo las personas, “como hemos cambiado”

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